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Elefante blanco, ¿hoy canalero?

Continuando el repaso critico del proyecto de un canal interoceánico en Nicaragua, resaltaban inconvenientes de impacto sobre el ambiente, la población y el entorno natural. Pero sobre todo y al mejor entender de conocedores expertos debidamente informados,  quienes han analizado la mayor o menor probabilidad de incidencias que irían en detrimento del entorno en general, es manifiesta la ausencia de un esquema metodológico que evidenciara integralidad en la concepción, como el no tomar en cuenta aspectos básicos poblacionales de grupos aborígenes que habitan desde siglos atrás, territorios que ahora invadiría la ruta del canal, además los daños asociados a la flora, la fauna e innumerables particularidades geográficas que abarcan las cuencas hidrológicas de importantes afluentes de ríos, lagos, lagunas y humedales; en síntesis y contrariamente, se da la sumatoria de características típicas de un proyecto concebido especulativamente, que no precisamente tiene fines y propósitos alineados con lo que sería la búsqueda de un escenario que pintara el bienestar para todos, a partir de aportes colaterales que balancearan costo beneficio. Al contrario, emerge la apariencia de otro de los llamados proyectos tipo “elefante blanco” que al final no se concretizan. Casos similares han desfilado en Guatemala: yacimientos petrolíferos que harían del país otro Kuwait, una mega refinería y las arenas titaniferas del Pacifico, gran gasoducto México-Guatemala de Gas Natural, el Canal Seco, etc.

Actualizando sobre la situación del tan divulgado proyecto canalero nicaragüense, tomamos de primera mano algunos comentarios al respecto, divulgados en medios de prensa internacional:

“Los políticos a menudo anuncian grandiosa obras publicas que nunca despegan del suelo. Pero el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, podría figurar en el libro de records Guinness por haber prometido uno de los megaproyectos más ambiciosos y surrealistas del mundo, que puede que nunca sea iniciado” (Miami Herald, Julio 5, 2017) y es que hace ya cuatro años, Ortega obtuvo titulares alrededor del mundo cuando anunciaba la inversión en Nicaragua por 40 millardos de dólares, relacionada con un canal interoceánico que competiría con el canal de Panamá y lo cual de la noche a la mañana, convertiría a Nicaragua en una potencia en embarques marítimos. El instrumento principal, una “ley especial” aceleradamente aprobada por el “leal” congreso, la cual trasladaba la soberanía nacional por un plazo de 50 años -prorrogables- a un misterioso empresario de nacionalidad china, de nombre Wang Ying.

Pero los implacables altibajos del destino, fuentes fidedignas registran que a finales del año 2015, el señor Wang perdió buena proporción de su fortuna cuando su “conglomerado de telecomunicaciones Xinwei fue golpeado fuertemente en el mercado de valores de China (Bloomberg.Com 2015).

A partir de entonces, no se atisba por ningún lado actividad alguna de construcción del canal y a lo largo de los dos últimos años, Ortega no se ha referido nunca al “hermano Wang” ni al canal en cuestión. Para la historia, ¿un elefante blanco más que agregar?.

TEXTO PARA COLUMNISTA

Otto Rinze de León

Consultor en energía, ambiente y población. A lo largo de su carrera profesional, ha ocupado distintas posiciones de gestión y dirección, en la iniciativa privada, instituciones de gobierno y proyectos de la cooperación internacional. Correo: [email protected]

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