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Niño: derecho a padre y madre

Ante el posible referéndum sobre el matrimonio gay en Australia, Margaret Sommerville, profesora de bioética en la Universidad de Notre Dame, sugiere no olvidar los derechos de los niños. Sigo algunas ideas.

Es claro que los niños, como tales, tienen derecho a una madre y a un padre y a ser criados por ellos. Y entonces no podemos dejar de apoyar el matrimonio, el de siempre::uno con una, para siempre y abiertos a la vida. Es cierto que, en la práctica, no siempre se respeta ese derecho, pero la sociedad no busca ese resultado de forma deliberada, lo que sí se haría si se aprobaran legalmente, la unión entre personas del mismo sexo como matrimonio.

En esta línea, un estudio de los investigadores Nicholas Zill y Bradford Wilcox, del Institute for Family Studies (IFS), revela que la composición del núcleo familiar –sin dejar de lado un factor como la renta– puede incidir en que los resultados escolares sean más o menos satisfactorios. De hecho, quienes se llevan la palma del rendimiento escolar son precisamente los que viven con su padre y su madre casados, con lo que se observa que el matrimonio está funcionando como un apoyo fundamental.

La proporción de alumnos que ha repetido curso es casi cuatro veces mayor entre los hijos de padres no casados  que entre los de padres unidos con matrimonio ded siempre.

Para comprobar su hipótesis, Zill y Wilcox tomaron como base la Encuesta Nacional de Salud Infantil, que sondeó a los padres de 96.000 muchachos de 6 a 17 años. Con los datos en la mano, dividieron la población infantil en categorías según sus circunstancias familiares, los especialistas observaron tres indicadores de progreso académico y de conducta en el aula: con qué frecuencia la escuela había tenido que ponerse en contacto con los padres o tutores por problemas de comportamiento o de aprendizaje de sus hijos, si los chicos habían repetido algún curso, y si hacían los deberes, tanto en la escuela como en casa.

Analizado el conjunto de datos, los investigadores subrayan que los resultados académicos no pueden entenderse separados de las condiciones familiares. “El éxito estudiantil –subrayan– suele entenderse como no tener problemas en la escuela e involucrarse significativamente en la clase y con [el cumplimiento de] los deberes. Nuestro análisis (…) indica que los hijos de familias con matrimonios intactos tienen más posibilidades de evitar los desvíos que pueden hacer descarrilar su educación, y de tener buenos resultados académicos”.

Y se podría concretar que legalizar formas como podría ser r la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo exige vérselas con el choque entre las reclamaciones de esos adultos y las necesidades y los derechos de los niños. En tales casos, una ética verdaderamente humana requiere elegir a favor de los más los más necesitados, los más vulnerables. Los niños son quienes, claramente, están en esta situación y necesitan que el matrimonio siga siendo la unión entre un hombre y una mujer.