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A mi hija Fátima, en el día del niño y la niña

Hace poco más de un año, la vida en complicidad con mi amada esposa, me hicieron participe de la más profunda experiencia que he podido sentir, convertirme en padre de una hermosa bebe. En medio de nervios, tensiones, una soleada mañana de Julio vio la luz  por primera vez mi adorada Fátima.

Junto con la inmensa alegría que sentí fue imposible no pensar en el mundo que le tocara vivir a mi hija, con una tecnología que supera los límites de la imaginación humana,  un país convulsionado y un medio ambiente por demás degradado.

El escuchar sus primeras palabras, que por la noche me espere en la ventana de casa cuando estoy por llegar del trabajo, oírle cuando me llama “papá”, son elementos  que me han puesto a pensar sobre la importancia de priorizar, volver al origen, a lo esencial a la importancia de la unidad familiar en la vida de un hombre como ser individual y como un ser social.

Sin duda este honor de ser padre ha venido acompañado de una serie de responsabilidades y compromisos para procurarte un hogar del cual podas sentirte orgulloso y que le brinde las herramientas para desarrollarse en las diferentes etapas de vida procurando expandir su potencial.

Este hermoso camino de ser padre, me ha hecho sensible a la problemática de la niñez en Guatemala, principalmente en  lo difícil que es ser niño y adolecente en un país como el nuestro, para muestra vale recordar la tragedia de las 40 niñas fallecidas en marzo pasado o del paradero de los más de 30,000 niños que según la ODHAG salieron solos del país con destino incierto.

Es difícil pensar sobre las motivaciones de  estos infantes a salir de suelo patrio,  la mejora en la calidad de vida,  algunos  en busca de sus padres o algún familiar, en fin independientemente de los motivos, muchos de ellos lo único que encontraron fue la muerte o experiencias negativas que les marcaran de por vida.

Según la ONU, en Guatemala el 49% de los niños menores de cinco años sufren desnutrición crónica, uno de los indicadores más altos en el mundo, así mismo las principales áreas en riesgo lo constituyen el acceso a la educación primaria, la mortalidad infantil, el acceso a la salud, el combate a la desnutrición, la protección contra la violencia, entre muchos otros temas.

Ante este panorama debe priorizarse la atención de la niñez en Guatemala, pues un país que no atiende a sus niños, se está condenando a sí mismo a un futuro perverso.  En la antesala de lo que será un nuevo día del niño y la niña, exhorto a poner nuestra especial atención en la niñez de nuestro entorno procurando su bienestar.  Feliz día del niño, felicidades amada Fátima gracias por hacerme una mejor persona para nuestra familia, para nuestra sociedad.

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