La corrupción se combate de raíz
En Guatemala el pueblo se unió y todos los sectores cansados de tantas injusticias, iniciaron en 2015, una cruzada contra la corrupción, que logró encarcelar a los ladrones de Otto Pérez Molina y Roxana Baldetti Elías y varios de sus ministros. Lamentablemente algunos como Alejandro Sinibaldi y Erick Archila Dehesa siguen prófugos de la justicia y más pareciera que lograron negociar su amnistía, pues no hay intentos serios de capturarlos.
Esta lucha se ha extendido hasta la fecha, tratando de defenestrar al actual presidente de la República de Guatemala, Jimmy Morales. Lamentablemente no están unidos todos los guatemaltecos como ocurrió en 2015. ¿Cómo unirse? si los que quedaron liderando la cruzada en contra de la corrupción, son igual o peor que los que quieren encarcelar. Pero el mayor error de esta cruzada es que la están haciendo al estilo de Heracles contra la Hidra de Lerna y solo piensan en destruir las cabezas, pero el cuerpo no muere y nacen nuevos corruptos, más pareciera que solo quieren poner sus corruptos al frente.
La corrupción está enraizada en todos lados y nadie hace nada para destruir esas raíces. Está en el sistema de salud, donde algunos empleados roban medicamentos e insumos para venderlos, donde el área de compras pide regalitos a las empresas para poder darles negocios, donde por mala praxis mueren los pacientes.
Está en educación, donde los maestros ni siquiera dominan la materia que enseñan y solo llegan para cobrar el salario y, a causa de eso nuestros jóvenes salen casi analfabetas de educación media. Donde los maestros pasan más tiempo manifestando que dando clases, para ganar más y trabajar menos. Eso es corrupción.
Está en el sistema de justicia, donde grupos de corruptos si se les llega al precio, le apoyan en la demanda, donde no se cumplen los tiempos establecidos, donde magistrados de la CC se recetan enormes bonos y se extralimitan en sus funciones, donde el MP no respeta el debido proceso. En la SAT, donde grupos organizados por la cuota correspondiente le exonera de impuestos, donde el superintendente contrata a su mejor amigo y le paga Q50 mil al mes.
Ni mencionemos los sindicatos pues entonces, nunca acabamos, lo más aterrador de esta corrupción que pareciera ser parte de la idiosincrasia guatemalteca es que la falsa cruzada en contra de ella no ataca el problema de raíz. Guatemala ya quito cabezas y nada cambió, no pretendamos diferentes resultados haciendo lo mismo.
La corrupción se combate de raíz, empezando con nosotros mismos, mejorando como personas, cumpliendo con nuestras obligaciones y respetando todas las leyes y normas del país. Después, se necesita mejorar el sistema educativo para que, las nuevas generaciones tengan ética y conocimiento. El siguiente paso es la generación de empleos dignos, para garantizar cubrir las necesidades de la población. Ya pasando estos pasos se procede a luchar contra los grupos arraigados en el gobierno, desde el puesto más bajo hasta llegar a las cabezas, pero hay que pasar por los primeros pasos para que las personas que sustituyan a los corruptos estén preparadas y no cometan los mismos delitos.