Editoriales

Alea iacta est (la suerte está echada)

Ayer, ocurrieron varios acontecimientos que nuevamente ponen en las noticias al binomio conformado por el Ministerio Público y la CICIG, uno de ellos fue la captura de Luis Lima, hermano del asesinado capitán del Ejército Byron Lima, en el interior de una de las cárceles guatemaltecas, sin que a la fecha ni los mismos investigadores den cuenta de lo acontecido.

Además, detuvieron a uno de los abogados del difunto capitán y una síndico de la corporación municipal de la ciudad de Guatemala, poniendo como colofón de los acontecimientos, la acusación y petición de una solicitud de antejuicio contra el señor alcalde de la capital, Álvaro Arzú Irogoyen.

En sus declaraciones, tanto la señora Thelma Aldana como el colombiano Iván Velásquez, nuevamente actuaron sin tener las pruebas contundentes, sino por suposiciones según lo declarado por ellos mismos. Ya que no tienen la certeza de lo declarado por la supuesta colaboradora eficaz. Pero lo que molestó al señor alcalde de la ciudad, es el hecho de no permitir que él personalmente los desmintiera al presentarse al show mediático montado por el binomio, como es su costumbre.

Otra vez, faltaron a las leyes de Guatemala al pasarse por donde les da la gana, la presunción de inocencia, con lo que nuevamente ofenden la inteligencia de la ciudadanía consiente con su show mediático, justo cuando su popularidad va en caída libre.

En todo el tiempo de existencia de la CICIG, no se ha conocido un solo caso de alto impacto concluido, han dejado de realizar su trabajo como debe ser al ejecutar una persecución selectiva, judicializando la política y politizando la justicia. Cubren o protegen a personajes nefastos de la política guatemalteca y atacan sin piedad a sus adversarios.

La frase alea iacta est, fue pronunciada por el César a cruzar el rubicón, históricamente ha sido entendida como que no hay vuelta atrás en los hechos o actos acontecidos. Esta vez atacaron a un político muy bien preparado, con experiencia y fundamentado, además de la valentía que lo caracteriza, por lo que le han declarado la guerra.

Lo curioso del caso es que a ellos parece no importarles los daños colaterales que ocasionan al pueblo guatemalteco, pues con sus actos provocan más desestabilización, alejan la inversión y generan un clima de incertidumbre que recae y es pagado por todos los guatemaltecos. En el caso del colombiano, pronto tendrá que irse de nuestro país, pues ahora es doblemente declarado NON GRATO, o tendrá que partir al terminarse su mandato, por lo que poco le importa lo que suceda a nuestra nación, con tal de granjearse popularidad e impacto mediático a costa de lo que sea.

Para doña Thelma, la situación es más complicada, pues ella tendrá que responder por sus actos hasta después de 20 años de dejar el cargo, que por cierto tendrá que ser en abril del próximo año. Sin embargo, parece que le importa poco, pues tendrá ya preparado su exilio dorado o garantizada su estabilidad económica.

¿Qué pretende el binomio de la Santa Inquisición, al seguir desestabilizando nuestra nación? ¿A quién protegen distrayendo la atención hacia sus adversarios? ¿Hasta dónde están dispuestos a llegar, desestabilizando al país con sus shows? ¿Estaremos los guatemaltecos dispuestos a soportar estos desmanes?

En Siglo.21 hacemos un llamado a la ciudadanía consciente para permanecer alerta y no permitir que por intereses extranjeros nos destruyan la poca democrática que nos queda, tenemos que luchar por la defensa del estado de derecho y proteger la institucionalidad del país.

Por una nación libre, justa y solidaria.

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