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¿“Reformas” de la Ley Electoral? Pero…. ¡urge formar ciudadania!

El momento complicado que vivimos pretendiendo reformar la Ley Electoral y de Partidos Políticos, se debe partir de la premisa de que se debe construir el conocimiento alrededor de la vida política cultural, social y económica aunado a los proceso científicos y tecnológicos constituye una responsabilidad primordial de la institución que tienen como función principal formar ciudadanía.

La formación del ciudadano debe mejorar las condiciones de los dirigentes y dirigidos para que sean competentes de generar el desarrollo integral de la convivencia de la democracia, debiendo hacer responsable tanto el que emite el voto para elegir, como el que convence al elector, para que el elegido sea responsable de gobernar en el marco de una ciudadanía responsable, sin que ambos sean presa de intereses personales o de estructuras criminales.

Para formar ciudadanía, es de vital importancia los aprendizajes de la cantidad de contenidos que otorga la educación formal y no formal y la que se van incorporando durante la convivencia social y el ejemplo de los funcionarios de gobiernos que sirven al Estado, sin descuidar la influencia mediática y programas alienantes que orientan a un régimen democrático para generar ciudadanía o por lo contrario irradiar acciones perversas para destruirlo. Por lo que el Estado no debe obviar la responsabilidad toral de formar ciudadanía para mantener la convivencia y el bienestar de todos.

Es necesario formar ciudadanía dentro y fuera de la escuela, no basta contar con votantes alfabetos para garantizar que ya saber emitir el voto en las elecciones cada cuatro años. Porque en nuestro país se considera el concepto convencional de alfabetización de saber leer y escribir, cuando alcanza con dificultad leer palabras que están escritas, o cuando escribe palabras que no son coherentes por debilidades que el sistema de educación otorga a la redacción y reglas de la sintaxis para aplicar de manera correcta el uso de la gramática.

La dicotomía de analfabetismo-alfabetismo en Guatemala, no garantizan el voto consciente y sigue siendo coyuntural

El alfabeto es considerado el que sabe deletrear un párrafo y sabe escribir su nombre, contrario a las definiciones que los tecnócratas de las instituciones hacen basados en conceptos andragógicos de vanguardia, que no se aplican en la metodología de la enseñanza de la lectoescritura que suministra el programa de alfabetización que no llena las expectativas del concepto de alfabeto que demanda la UNESCO, o porque la metodología de la enseñanza de la lectoescritura en la educación formal está aún lejos de hacer una lectura reflexiva, comprensiva y concientice, que permita interiorizar lo que se lee para reinventar conceptos y dejar de ser receptivo de los que otros escriben y no llegue hacer la antítesis de los conceptos para hacer la síntesis y reinventar los contenidos que el autor quiso plantear, que puede tener la intencionalidad de alienarlo para sus intereses perversos.

El Tribunal Supremo Electoral está lejos de cumplir con la responsabilidad de la formación ciudadana, creando procesos confusos, suministrarle al votante un mosaico de candidatos elegidos en eventos que manipulan los caudillos de los partidos políticos

Se ha comprobado que el elector, se entorpece cuando le entregan cinco papeletas para emitir el sufragio para elegir Alcaldes hasta diputados al PARLACEN (¿Para Qué?), basta crear un modelo con otros ciclos para elegir y evitar esa confusión mal intencionada.

La reforma de esta ley debe hacerse organizando eventos de consulta en los niveles comunitario, municipal y departamental para que los aportes se consoliden a nivel nacional y conocer la realidad que viven los votantes cuando son acosados aprovechándose de la dicotomía alfabetismo-analfabetismo que omiten los dirigentes de grupos elites de las agrupaciones de siempre, desvirtuando la verdadera participación ciudadana.

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