Columnas

Es posible reconciliarnos con la naturaleza

Lugares maravillosos, portadores de una serie de pirámides y recuerdos de una cultura prehistórica. Naturaleza llena de encanto y fantasía. Es la idea que nos llega a la mente cuando escuchamos los nombres de Honduras y Guatemala. La realidad es otra. A principios de noviembre la BBC nos sacó del ensueño con unas fotos de impacto feroz. Entre estos dos países surge un mar de basura y desechos humanos que contaminan y profundizan la pérdida de las condiciones de vida en el planeta.

En la misma semana se reunió en Bonn, la conferencia contra el cambio climático, la prensa concluye: “¿Qué tipo cumbre del clima fue esta en Bonn? ¿Un éxito, así como los Estados negociadores quieren hacernos creer? ¿O todo lo contrario, como critican grupos ambientalistas, que afirman que se está ignorando la naturaleza explosiva del cambio climático?”

Lo que esperamos todos es una actitud positiva de los gobiernos de los dos países involucrados en este océano de desperdicios. El gobierno de Honduras aclara que llevará a Guatemala a las cortes internacionales si no paga los daños. El gobierno de Guatemala indica que no pagará nada.

No puede perderse esta ocasión para ser proactivos. Tanto Guatemala como Honduras, como naciones responsables tienen que ponerse de acuerdo en un plan para el tratamiento de las toneladas de basura, así como en una estrategia centroamericana de protección de la naturaleza. Es un momento propicio para llamar a los siete países de la región, y conjuntamente con financiamiento internacional generar un proyecto de largo plazo de empleo, investigación científica y proyectos nacionales para generar una región amigable con la naturaleza y ejemplo para otras regiones.

El escritor Ramón Tamames en su libro El grito de la Tierra, nos indica que la experiencia reciente del calentamiento global y el cambio climático son un aviso del deterioro que la especie humana está causando al planeta Tierra. Según sus palabras tenemos siete problemas capitales que muestran la agresión de la humanidad contra la naturaleza.

… como naciones responsables tienen que ponerse de acuerdo en un plan para el tratamiento de las toneladas de basura

Guatemala y Honduras son puestos en la picota. No hay que esconderse ni buscar justificaciones. Hay que construir una respuesta que sea ejemplo de cómo los habitantes de dos países pequeños, en desarrollo, pueden generar una estrategia viable que genere investigación científica, permita mejorar el empleo en ambos países y permita un salto cualitativo hacia ser mejores países, principiando por proteger a la naturaleza.

Todos los países centroamericanos debieran de generar una estrategia conjunta, que permita la unidad regional para enfrentar los siete problemas capitales mencionados:

Uno, el gran peligro de destruir la vida en los océanos, lo que sería el inicio del fin de nuestra vida, de lo cual es un triste ejemplo el mar de basura en las costas de Honduras y Guatemala.

Dos, el deterioro del agua disponible en el planeta, ya en todos los países de la región no existen ríos sin contaminación.

Tres, los conflictos por el agua, que empezarán a ser continuos y cada vez más peligrosos sí no avanzamos una propuesta de negociación y estrategia regional.

Cuatro, la degradación de los suelos, que ya no soportan cultivos intensivos, ni efectos de agroquímicos.

Cinco, la deforestación, los bosques húmedos tropicales, una delicia del alma de cualquier centroamericano en la época en que eran abundantes.

Seis, el consumo desquiciado de energías de todo tipo.

Siete, lo más triste, la pérdida de la biodiversidad, la aniquilación del resto de seres vivos de la creación.

Queda poco tiempo para actuar. Salvar la naturaleza mide el valor de una nación.

TEXTO PARA COLUMNISTA

Cristobal Pérez-Jerez

Economista, con maestría en política económica y relaciones internacionales. Académico de la Universidad Nacional de Costa Rica. Analista de problemas estratégicos, con una visión liberal democrática.

Avatar de Cristobal Pérez-Jerez