Refacción escolar, programas sociales y agricultura familiar
La Ley de Alimentación Escolar es una realidad y dentro del incremento de casi Q900 millones aprobados en el dictamen de la Comisión de Finanzas del Congreso para el Mineduc, año 2018; al menos, Q400 millones serán destinados a la refacción escolar. Según previsto por el mismo Congreso, a finales de enero 2018 se podría iniciar con la refacción escolar. En esta ocasión, el valor actual de la refacción de Q1.11 pasará a Q3.00 por unidad estudiantil y para el año 2019 sería de Q4.00 por alumno. Víctor Estrada, entre otros Congresistas, uno de los impulsores de esta Ley que fomenta la nutrición saludable de la población estudiantil guatemalteca.
En virtud de lo establecido, la niñez estudiantil debe tener su refacción asegurada; por tanto, la compra de insumos alimenticios se vuelve una condición necesaria. La ley instituye que al menos el 50 por ciento de las finanzas por unidad escolar (más de 13 mil escuelas de primaria en territorio nacional) debe orientarse a compras locales y después de 5 años el porcentaje se podría elevar hasta el 70 por ciento. Esto, definitivamente dinamizará la relación comercial del municipio.
La refacción escolar; que se espera se convierta en un desayuno saludable, levantará la salud de la población estudiantil, pero no llega a ser suficiente. El niño y niña desde sus primeros años debe tener (especialmente del área rural) una alimentación digna del campo (hierbas, tubérculos, frutas, hortalizas; y otros mini-vegetales) desde el seno de la unidad familiar. Esto se logrará con la práctica de hacer agricultura familiar y con un cambio de hábito e higiene culinario. Hay formas variadas de preparar un plato de vegetales que puede incluir proteína animal. Este cambio de paradigma nutricional local puede llevarse a las familias por medio de los programas sociales a cargo de las dependencias del Estado en su conjunto.
“La refacción escolar; que se espera se convierta en un desayuno saludable, levantará la salud de la población estudiantil, pero no llega a ser suficiente”
Desde el hábito de hacer agricultura familiar, se identifican tres segmentos en Guatemala: El de infrasubsistencia, subsistencia, el excedentario y un cuarto grupo, que sería el exportador. En el año 1996 se dieron a conocer en el Maga estas cuatro tipologías y expertos de aquel entonces, sugirieron que el Estado debería atender al grupo poblacional de infra-subsistencia, por encontrarse biológicamente cerca del Punto de Marchitez Permanente; aunque suena duro e infortunado, pero real; y que el Maga atendiera con sus programas al segmento de subsistencia y elevarlos a excedentarios. Pero, debido al achicamiento del programa de Extensión Rural, el ideal propuesto aún sigue en la lucha por alcanzarse.
El reto ahora, es: que el Maga logre que el grupo tipológico en subsistencia no baje a infrasubsistencia. Esto sería más fácil alcanzarlo con la iniciativa de Agricultura Familiar a ser decretada por el Congreso que permitirá re-animar el Sistema Nacional de Extensión Rural -SNER- y organizar a los agricultores del campo; que aún esperan la llegada real del Estado guatemalteco. En artículos pasados se indica que el Gobierno es solamente un subconjunto del Estado.
En una tercera dimensión y de manera complementaria, se sitúan los programas sociales del Ministerio de Desarrollo Social (Beca Empleo, Beca Artesano, Beca Estudiantil –secundaria y universitaria-, Jóvenes Protagonistas en territorio nacional, y Bolsa de Alimentos en el departamento de Guatemala) todo en la modalidad de Transferencias Monetarias Condicionadas -TMC-, que atienden a un sector etario diferenciado en estado de alta vulnerabilidad socioeconómica: 1. Personas adultas mayores en pobreza extrema o en estado de discapacidad; 2. Mujeres viudas (de 16 a 24 años) y huérfanos víctimas de extorsión y 3. Niños y niñas en edad pre y escolar.
Reflexión: con la aplicación de la refacción escolar, el fomento e impulso de la agricultura familiar y la agilidad de entrega de los programas sociales habría razones prácticas para dinamizar productivamente los territorios que han estado al margen de la economía nacional, por años.