Editoriales

Servicio para quienes quieran servir

Constantemente se puede escuchar en la calle a ciudadanos que reclaman por malos tratos en instituciones públicas dedicadas al servicio, entre las cuales se encuentran los centros de emisión del pasaporte, los cuales son responsabilidad de la Dirección General de Migración.

Esa dependencia se mantiene en constante actividad durante el año, pero es en esta época en la que tiene un desborde de demanda. Los usuarios del servicio que allí se presta, acuden con ilusión a requerir el documento internacional, con el cual, sea por los motivos que sea, intentarán salir del país, algunos para visitar a familiares, mientras que otros a buscar trabajo en otras naciones, con el fin de mitigar el gasto de las fiestas.

El choque con la realidad se origina cuando se ven las largas filas de personas que, de igual manera, buscan la cartilla para atravesar las fronteras de manera legal. Muchas veces el tiempo de espera es de varias horas, se aguanta sol, lluvia, el ruido de vehículos que transitan cerca de los centros de emisión, y, entre los meses de octubre, noviembre y diciembre, el frío de la temporada y los fuertes vientos.

Buena iniciativa es la de ampliar el servicio que se da en la capital, colocar más personal que contribuya a gestionar el documento, y así evitar que los procesos sean largos y tediosos. De esa manera el engranaje del Estado, por lo menos en una de sus dependencias, se hace más eficiente.

Qué pasaría si todas las sedes donde se emite el pasaporte tuvieran más gente que ayudara a otra gente a hacer sus gestiones. Y qué pasaría si cada persona que trabaja en la esfera pública, cumpliera a cabalidad sus funciones.

La respuesta sería menos enfermos en los hospitales haciendo cola en la madrugada, para esperar por un número y ser atendido por un médico. También se verían menos presos en las cárceles, porque las instituciones dedicadas a la seguridad estarían más alerta, cumplirían con una tarea preventiva y no paliativa.

Incluso disminuirían los altos índices de violencia, criminalidad e impunidad. De esa manera, el Ministerio de Gobernación, que también tiene a su cargo a la Dirección General de Migración, no habría contratado el servicio de una encuestadora para conocer de manera científica, la percepción de la inseguridad en la población.

En los próximos días se discutirán en el Congreso los cambios en el Consejo Nacional de Atención al Migrante de Guatemala, específicamente el de sus autoridades. Prudente sería que en el Legislativo también los diputados se pusieran la camiseta de buenos servidores, y tomaran sus decisiones de manera íntegra, sin fines políticos, sino simplemente por el hecho de realizar de manera adecuada su trabajo, las funciones para las cuales fueron electos por los ciudadanos en el 2015.

De poco en poco y de paso a paso, se emprende una nueva causa en beneficio de todos los guatemaltecos. El mero cambio de rol sería cuando se elimine la corrupción y no se busquen a familiares o amigos de los funcionarios, para que así pueda servir quien quiera servir. Por una nación libre, justa y solidaria.