Columnas

En defensa de Moisés Galindo Ruiz

Conocí personalmente a Moisés, hace aproximadamente cuatro años, cuando cansado de tanta injusticia, así como de la persecución ilegal que se llevó a cabo en contra de nuestros veteranos de guerra, me uní a la lucha que él y Ricardo Méndez Ruiz, habrían iniciado en defensa de nuestros valientes soldados.

Al tratar con él, rápidamente pude apreciar no solo su trato cálido, sino que también un basto conocimiento jurídico y militar, pues Moi, como le decimos sus amigos, además de ser un prestigioso abogado, es un intrépido piloto aviador que en aquellos años del conflicto armado, surcó el cielo en defensa de nuestra soberanía, tal vez por eso no es del agrado de varios terroristas fracasados que hoy ocupan cargos públicos.

Moi, se caracterizó por las gestiones jurídicas y administrativas emprendidas con el objeto de mantener el Estado de Derecho y la institucionalidad del país, así como por la lucha férrea y frontal que como todo buen soldado realizó por el respeto a la Constitución Política de la República y la prevalencia del Estado de Derecho.

Además, por la oposición que formuló en contra de las políticas mal intencionadas que la ex fiscal general Claudia Paz y Paz Bailey, con el apoyo de varios países de la comunidad internacional y grupúsculos de Derechos Humanos, motivados por las compensaciones económicas, emprendieron parea demostrar falsamente que en Guatemala hubo genocidio, tesis tan apartada de la realidad que cayó por su propio peso, mostrándose así otro fracaso más de los insurgentes ahora disfrazados de integrantes de la supuesta sociedad civil.

Luchó también por impedir el ataque que se fraguó desde el propio ceno de la CICIG para defenestrar a presidente de la República y lograr por fin según ellos, la ascensión de uno de los adláteres del comisionado y con ello postergarse en el poder.

Esa lucha por el bien de Guatemala, rápidamente se convirtió en una molestia para Iván Velásquez y su empleada Thelma Aldana, quienes utilizaron los apestosos y cobardes servicios del fiscal Juan Francisco Sandoval Alfaro, logrando presionar y chantajear a la señora Alejandra Reyes, la joven madre y exconviviente del capitán Byron Lima, bajo el apercibimiento de que si esta no declaraba en contra de Moisés Galindo, le arrebatarían a su menor hija.

De esa cuenta se solicitó y ejecutó la aprehensión de Moisés, a quien sindicaron del delito de lavado de dinero u otros activos, al haber recibido en pago un vehículo de modelo antiguo, el cual quedó depositado en su oficina a la espera de la obtención de los documentos para realizar el traspaso, el cual luego de un tiempo optó por devolver a su poseedor por la imposibilidad  para registrarlo a su nombre, acción que se interrumpió por la trágica muerte del capitán. Por ello, Moisés, de forma ética y legal, contactó a la señora Alejandra, para indicarle que ese vehículo pertenecía a su conviviente y por ende podía pasar por él, siempre y cuando llegara con una grúa, pues por falta de uso no arrancaba.

Luego, nos enteramos que el proceso por virtud del cual se le sindicó y encarceló a Moi, era el mismo proceso donde él ejercía el cargo de abogado defensor del señor Lima Oliva, proceso en donde se tomó la declaración testimonial en calidad de anticipo de prueba a la señora Alejandra Reyes, sin que para ello se citara a todos los sujetos procesales, incluyendo a Moisés Galindo, para ejercer su derecho de defensa.

Es indignante ver como el Ministerio Público, la CICIG, y en especial la juez Erika Lorena Aifán Dávila, quien detrás de sus falsas creencias religiosas, esconde las más cochinas ilegalidades, y que, debido precisamente a ello, es decir, a la forma de retorcer la ley, es que se le premió con la dirección del juzgado de mayor riesgo grupo “D”.

Como era de esperarse, el plan orquestado por la mancuerna MP-CICIG, se concretó al decretar la prisión preventiva en contra de Moisés Galindo Ruiz, por un crimen que no cometió, todo por el intento del colombiano de callar a la Fundación Contra el Terrorismo, en una lucha titánica para que en Guatemala impere el Estado de Derecho y de esa forma termine cuanta persecución penal selectiva y desproporcionada se ha realizado en contra de tantos ciudadanos honestos que, al día de hoy nos ha conducido a una falta de certeza jurídica y consecuentemente a una desinversión nacional y extranjera, falta de empleo y grave aumento de violencia. 

No me cabe ni la menor duda, de que mi amigo Moisés Galindo, al final saldrá bien librado de este problema en que lo han involucrado, pues, las ilegalidades no se pueden sostener para siempre. Tampoco me cabe la menor duda de que el paladín de la justicia selectiva se largará del país más temprano que tarde, y junto con él todas las ilegalidades que implementó en Guatemala para perseguir a sus opositores políticos e ideológicos y que los malos funcionarios públicos, es decir aquellos que se plegaron a los sucios intereses del non grato tales como Juan Francisco Sandoval Alfaro y la propia Erika Lorena Aifán Dávila, deberán quedarse aquí en Guatemala a enfrentar la justicia, solo que, sin la ayuda del colombiano, pues los buenos guatemaltecos, promoveremos todas las gestiones judiciales y administrativas a nuestro alcance para perseguirlos y procesarlos por todas las ilegalidades cometidas durante su gestión, al cabo, el plazo de prescripción penal y civil que regula el artículo 155 de la Constitución Política de la República de Guatemala para los burócratas chuecos es largo en el tiempo.

El ataque directo que de forma cobarde se ejecutó en contra de Moisés, nos motiva a seguir en esta lucha con mayor fuerza, confiados en que éste es el único camino para retomar el Estado de Derecho vilipendiado por un colombiano sindicado de narcoterrorista. Al final, Guatemala es de los guatemaltecos y la vamos a recuperar sin importar las consecuencias que tengamos que sufrir. Adelante con espíritu de vencedores.

20170829 Autor de columna

Raúl Falla

Abogado y notario