Columnas

Políticos y periodistas

Es cuasi cómico ver a los Demócratas en los Estados Unidos peleando entre sí por la decisión de si enjuiciar o no al Presidente Donald Trump, por temas completamente subjetivos, que sólo reflejan que la única cosa en que coinciden es en su antipatía hacia su Presidente. Su, porque les guste o no, es su Presidente. Un grupito pide a gritos que se inicie la votación para decidir si se le retira el antejuicio, mientras otro grupo, que creo más inteligente, dice que ya es hora que acepten que los Demócratas perdieron la elección y más bien trabajen en temas substantivos o perderán las elecciones de noviembre 2018. Se parecen a la izquierda de Guatemala.

El Presidente ha puesto en la agenda los retos en infraestructura como tema central del 2018, y reiterado que los Demócratas seguramente querrán trabajar con él en esos temas. Y oh sorpresa, el odio hacia el Presidente Trump es tal que hay un grupo de congresistas que lo único que quieren es bajarse al Presidente. Espero los votantes de sus respectivos distritos les pasen la factura cuando vean que los demás congresistas trabajan por temas que cuentan para la vida de los ciudadanos y no se enfrascan en luchas partidistas y obtusas.

Otra cosa que me hace gracia, aunque a muchos enfurece, es que todo ahora es discriminación. Un negro, un hispano, un trans, o una mujer pueden cometer un crimen y lo primero que dirán es que los acusan por racismo, discriminación o acoso. ¿Risible? Sin duda, pero hablando en serio es más patético que risible porque lo que refleja de nuestra sociedad mundial de hoy es que tenemos el cerebro lleno de complejos. Bueno, no en balde a los millenials hubo que mandarlos al psicólogo cuando perdió la Clinton.

La última es Sheila Jackson-Lee, que por viajar en primera clase fue criticada por una activista de Derechos Humanos, que según parece, también viajaba en primera clase. Es tan ridículo como quienes criticaron a la Primera Dama por autorizar que podaran un árbol plantado por el Presidente Andrew Jackson, luego de consultarlo con expertos porque el árbol se estaba doblando y podía causar daños en la propiedad.

Y de todo esto ¿a quién culpamos? En los personal, a los medios. Uno ve CNN y es tal la cantidad de mentiras y basura que publican que verdaderamente da tristeza el grado de vaciedad que tienen. Y como ellos, casi todos. Destruyen reputaciones, destruyen a quien sea, son juez y jurado, quien viene acusado viene condenado antes de entrar a juicio, aniquilando el principio fundamental de que “todos son inocentes hasta prueba contraria”. El mundo tiene tantos problemas, que las pequeñeces debieran de quedar de lado. Tanto hablan de querer salvar el planeta, pero estimulando el odio y las envidias no creo que lo logremos. La irresponsabilidad de los medios ha llegado al punto de notoriedad que el Papa Francisco, que no es precisamente ideológicamente de derecha, ha dicho que es pecado mortal el desinformar al público.

Son los medios los canales que alimentan los cerebros de la mayoría, y con eso tienen una responsabilidad enorme de hacer las cosas bien, dejando sus antipatías o simpatías de lado. Al igual que los políticos, tienen una responsabilidad enorme.

TEXTO PARA COLUMNISTA

Betty Marroquin

Licenciada en Relaciones Internacionales, especialista en el Congreso de los EEUU.