Columnas

La cobardía de un mandatario

El Presidente de la República, es el jefe del Estado de Guatemala, y ejerce las funciones del Organismo Ejecutivo por mandato del pueblo. Es el Comandante General del Ejército, representa la unidad nacional y su obligación principal es velar por los intereses de todos guatemaltecos.

De esa cuenta, son obligaciones del Presidente cumplir y velar por que se cumpla la Constitución y la ley, proveer la defensa de la soberanía, así como del orden público, ejerciendo el mandato de las fuerzas armadas de país, para garantizar a los administrados el pleno ejercicio de sus derechos fundamentales, como la vida, la libertad, la propiedad, etc.

Sin embargo, parece que el gobernante guatemalteco olvidó por completo las atribuciones y obligaciones que apareja su alta investidura, en defensa del Estado y sus administrados, pues, las últimas acciones realizadas se han visto empañadas por una serie de actos timoratos que han golpeado la institucionalidad del país, de sus habitantes e incluso de su familia.

A su falta de audacia para conducir los negocios públicos, habrá que sumarle la falta de asesoría atinada para cada una de las gestiones y decisiones que deben tomarse, pues, no es la primera vez que luego de dar a una conocer una decisión presidencial tiene que recular de forma vergonzosa, ya sea por presiones del narco-guerrillero, su asistente del MP, o de algún grupúsculo de antisociales bullangeros pagados con chencas y litros.

Si el Presidente piensa que congraciándose con los que conforman el pacto de terroristas logrará eludir la condena de su hijo y hermano, se equivoca gravemente. Al parecer los dos años en el ejercicio del cargo no le han enseñado que jamás se debe negociar con terroristas, y que las decisiones de estado no se consultan se ejecutan.

Esa falta de determinación del gobernante ha permitido que el non grato, su servil asistente y grupos de la auto llamada sociedad civil, que reitero, no representan más que sus cochinos intereses pecuniarios, hayan encontrado el escenario perfecto para tratar de destruir la institucionalidad del país, para luego refundarlo con bases inmorales, ilegales y doctrinas extrañas a nuestra conservadora sociedad.

Por ello, a los guatemaltecos nos resulta difícil por ejemplo, la falta de decisión presidencial para no aceptar la renuncia de los tres ministros que cuestionaron la decisión de expulsar al non grato del país, por atentar en contra de la institución presidencial y los derechos humanos de varios guatemaltecos. Así como, no exigir al directorio de la SAT el estricto cumplimiento de la ley para remover del cargo al twittero pornográfico Juan Francisco Solórzano Foppa, quien de nuevo no llegó a la meta de recaudación fiscal. O, destituir de inmediato a la Fiscal General, por violentar la Constitución al designar como su sustituta permanente a la esposa del incompetente Ministro de Gobernación, a sabiendas que esa facultad le corresponde con exclusividad al Presidente de la República.

Al parecer, al gobernante le resulta cómodo que seamos los administrados los que realicemos las acciones legales y mediáticas en defensa de nuestra soberanía y del orden público, mientras el cobardemente se refugia en sus acostumbradas lágrimas, esperando un golpe de suerte que le permita terminar su mandato fuera de prisión. Por su puesto, que los buenos guatemaltecos lo podemos hacer, porque amamos Guatemala, pero lo legal e ideal es que el Presidente, tome su lugar en la primera línea de defensa y con valor haga cumplir la ley, sin temor a ser cuestionado, insultado o incluso procesado o encarcelado por ejercer su autoridad. ¿Pero que podemos esperar de alguien que no es capaz de defender a su hijo de un ataque ilegal?.

Por eso, hago este llamado urgente al Presidente de la República, primero para recordarle que en el RENAP, obra su nacimiento como varón, y segundo, para que utilice y haga valer el poder que le conferimos en las urnas a Usted, no al colombiano entrometido, ni a la corrupta emperatriz de la Corte de Constitucionalidad, Gloria Patricia Porras Escobar.

Recuerde: la mejor forma de vencer el miedo es pelear de frente, con la ley en la mano, aunque exista el riesgo de enfrentar ataques mediáticos de desprestigio e incluso judiciales,  que al final de cuentas serán las cicatrices honrosas por mantener la unidad nacional y la defensa de la soberanía nacional. Pues, en caso contrario, es decir que Usted continúe en ese medroso silencio, navegando con perfil bajo, tenga por seguro que más temprano que tarde ocupará de forma humillante un espacio en alguna cárcel del país, viendo como algún integrante del pacto de terroristas, asume el cargo que Usted no supo defender con dignidad y valentía.

No al #PactoDeTerroristas.

TEXTO PARA COLUMNISTA

 

Raúl Falla

Abogado y notario

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