Columnas

Renacimiento de la USAC en sus 342 años de vida

Hace unos días conversaba con un amigo acerca del presente  opaco de nuestras vidas en un mundo que cada vez lo veíamos más chato y plano. El desaliento de nuestra plática giraba alrededor de lo que nuestros sentidos palpan cotidianamente. ¿Cómo entonces levantar el ánimo nos preguntábamos? Si a cada paso se observan escenas, sujetos y cosas que terminan por hacer desagradable nuestro día.

Al final de nuestras preocupaciones desalentadoras, se nos ocurrió pensar en algo que fuera bonito, interesante, agradable. Pensar que desde nuestro aquí podríamos caminar con aliento, con ilusión, con entusiasmo, con algo positivo para nuestras propias vidas personales y obviamente para el conjunto de la sociedad. ¿Y qué era eso entonces?

La primera sugerencia que surgió en el silencio de nuestro pensamiento, fue afincarnos en nuestra universidad. En nuestro centro de estudios, lugar donde permanecemos por más de ocho horas diarias de lunes a viernes. Ahí, en ese lugar donde miles de jóvenes transitan por los pasillos y permanecen por horas en las aulas, es cabalmente el punto de partida para forjar las ilusiones, los sueños y proyectos. Y lo primero que encontramos, es el entusiasmo de quienes trabajan junto a los jóvenes para crear nuevos mundos y formar competencias pertinentes.

¿Hacia dónde conduce ese camino en la cual transitan cotidianamente miles de jóvenes guatemaltecos?  Es la pregunta obligada y su respuesta,  la consolidación de un nuevo renacer. Un algo que ya se palpa, que se toca, que se vive y se respira. Ahí están  los jardines que embellecen el campus como una expresión material de lo que acontece en la misma Alma Mater.  Pero el mejoramiento del ornato quedaría en el vacío, si en la construcción de su esencia la universidad no puede transitar hacia un estadio más lúcido y propositivo académicamente hablando.

Y ahí el detalle de lo que llamamos el renacimiento en los inicios del siglo veintiuno de la USAC.  La primer apuesta se orientó a mejorar la calidad académica con una visión estratégica propio de todo quehacer educativo. Bajo esta perspectiva, se invitó a docentes a participar en programas de postgrado a nivel internacional, con el sólo propósito de mejorar el proceso de producción y transmisión del conocimiento. Así, hemos sido testigos que algunos aceptaron el reto, y según me cuentan, ya empezaron a cosechar los frutos con la defensa pública de doctorados en diversas universidades del mundo. El entusiasmo académico  se ha colado en los claustros universitarios y  ahora a inicios del  2018,  también se abrieron las puertas para que funcionarios administrativos se formen con estudios de postgrado pertinentes en la Universidad Nacional de Costa Rica.

Y este es uno de los grandes giros en este renacer, porque el discurso universitario, es un discurso creíble y legitimado por el mismo accionar. Paralelo a esto van las acreditaciones internacionales de las carreras,  la puesta en práctica de las metodologías de educación virtual para ampliar la cobertura con calidad.

Celebramos este 31 de Enero  los 342 años en medio de tantas vicisitudes, que marcan el derrotero de la Universidad. A su vez, vamos a elegir al nuevo a Rector en el marco del respeto de las ideas universitarias y con la convicción de avanzar hacia la democratización interna de la USAC con renovados procesos de reforma que le den en el futuro participación a todas y todos los ciudadanos de esta República universitaria. Asimismo, convencidos que  la balanza hacia un mejoramiento cualitativo de su quehacer académico, reordenando sus funciones y cumpliendo lo que indica la Constitución de la República de “coadyuvar a la solución de los problemas nacionales”, sea favorable para la sociedad guatemalteca.

Al final, concluimos entre los amigos, que no hay porque desalentarnos, a pesar de la mediatización de los problemas del país, ya que marchamos como USAC, por el sendero del aliento, a lado de miles de jóvenes con aspiraciones genuinas de superación.

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