Un año más de privación de libertad, para nuestros héroes de guerra
El día seis de enero del año dos mil dieciséis, todos los guatemaltecos nos sorprendimos ante el vasto y ridículo operativo que el Ministerio Público y la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala, lanzó para capturar a nuestros veteranos de guerra, a quienes de forma ilícita se les sindicó de la comisión de delitos de lesa humanidad, ocurridos durante el enfrentamiento armado interno que se vivió en el país.
La sindicación maliciosa y con un claro tinte marxista, olvida que el Ejército de Guatemala durante el conflicto armado jugó un papel importante en defensa de la soberanía nacional, que un puñado de forajidos pretendieron vilipendiar para tomar por asalto el control del estado y así implantar un sistema comunista basado en la repartición igualitaria de la miseria.
Para logar su propósito, los enemigos de la libertad financiados desde el exterior iniciaron una feroz campaña revolucionaria, inspirada en dos pusilánimes barbudos que yacen en el infierno, la cual, se centralizó en destruir la economía del país, a través de botar puentes, dañar los caminos de acceso a las comunidades, dinamitar torres de energía eléctrica, así como asesinar y secuestrar soldados, empresarios, ganaderos, universitarios, etc.,
Fueron días difíciles para nuestros héroes, quienes no solo tuvieron que abandonar padres, esposas e hijos, para cumplir con la noble misión de servir a la patria, sino que además sufrir las inclemencias del tiempo, hambre, cansancio o tristeza, así como ver morir a un hermano de armas, todo para garantizar el goce y ejercicio de nuestro derechos constitucionales.
Como era de esperarse, la valiente y profesional actuación de nuestro Ejército logró pegarle tremenda chamarreada a estos sinvergüenzas, quienes como buenos cobardes, rápidamente empezaron a victimizarse y a promover denuncias infundadas en contra de nuestros veteranos, las cuales en un principio fueron abaladas por la hija del guerrillero Enrique Paz y Paz, y luego por quien desde el Ministerio Público le hace los mandados a Iván Velásquez Gómez, quienes para lograr su propósito malicioso, se valieron de los sucios oficios del ex fiscal de Derechos Humanos, Orlando Salvador López un asesino confeso, ebrio consuetudinario y golpeador de mujeres, quien al ser enviado a prisión preventiva luego de haber asesinado a una persona en el departamento de Zacapa, lloró de forma humillante clamando por su libertad. Vaya varón este López.
Al parecer, muchos guatemaltecos, empresarios e hijos de estos incluidos, han olvidado que gracias al sacrificio de esos hombres y sus familias pudieron estudiar, conservar y trabajar sus empresas y fincas, expresarse y asociarse, así como tener descendencia, lo cual no hubiera sido posible sin la valiente actuación de estos hombres forjados en disciplina, obediencia y amor a la patria.
Personalmente conozco a varios de ellos, sé que a pesar de la adversidad por la que atraviesan están fortalecidos, con la moral alta, muy alta, confiados en que la justicia llegará, que es cuestión de tiempo para que las cosas en el Ministerio Público y los juzgados cambien de rumbo, por el camino del bien y la legalidad y que esa ofensiva legal que se dirigió en su contra, no quedará impune, pues, los buenos guatemaltecos utilizaremos todos los mecanismos legales para llevar a la cárcel a los funcionarios públicos que se prestaron a esta farsa judicial, así como a los representantes de las entidades que las impulsaron, promovieron o se beneficiaron con el pago de algún resarcimiento inconstitucional.
Hoy, dedico esta columna a esos valientes héroes nacionales, para que sepan que no los olvidamos, que nuestro corazón y sentir está con ustedes y sus familias, y que desde las distintas posiciones en que nos desarrollamos, continuaremos luchando activamente para que recuperen su libertad y ocupen el sitial de honor que les corresponde.
Por ello, hago un fuerte llamado, primero, a las autoridades judiciales para que de forma urgente liberen a estos hombres, quienes han pasado más de dos años en prisión preventiva sin motivo alguno. Segundo, a los miembros activos del Ejército de Guatemala, para que no olviden que la Institución a la que pertenecen, es un Ejercito vencedor, gracias al sudor y sangre que dejaron esos hombres en el campo de batalla en defensa de sus ideales. Y tercero, a los ciudadanos de este país, para que reconozcamos públicamente que gracias al sacrificio de estos soldados contamos hoy con la ansiada libertad.
Quien quita, y sea de nuevo el Ejército quien rescate la institucionalidad del país, vilipendiada por una Corte de Constitucionalidad vendida a los intereses de la izquierda.
No al #PactoDeTerroristas.