¿Cuál será el legado de Jimmy Morales?
La historia juzga a los gobernantes. Normalmente, durante la gestión en activo poco se puede evaluar cuál es el mayor aporte que deja una administración gubernamental. Finalmente en los libros de historia son donde queda escrito –para su transcendencia- qué es lo que hizo un Presidente, cuál fue su aporte o si no los hubo.
El Presidente Jimmy Morales sostuvo el bastión de la transparencia durante su campaña política. Popularizó su eslogan “Ni corrupto, ni ladrón”, lo que le desmarcó del político tradicional. Llegó como el outsider y finalmente salió victorioso en los comicios del 2015.
Luego que se desvelaran los casos de corrupción gubernamental, cuya estructura estaba permeada hasta las más altas oficinas del Estado de Guatemala, el Presidente Jimmy Morales se avecinaba como el personaje que iba a liderar ese movimiento anti-corrupción que recién empezaba. La esperanza estaba puesto sobre este personaje del cual poco sabíamos, más allá de sus apariciones en la televisión abierta, en donde protagonizaba un segmento de comedia.
Durante su campaña política era frecuente que se comparara con el Ex Presidente Juan José Arévalo, a quien admira, y quien incluso trajo a colación en su discurso el día que se conmemoraba el 72 aniversario de la Revolución del 20 de Octubre de 1944, el año pasado.
¿Cómo quiere que lo recordemos, Señor Presidente?
Hasta el día de hoy, creo, ningún guatemalteco tiene claro cuál es el legado que quiere dejar el Presidente Jimmy Morales. En la lucha a la corrupción ha reprobado hasta el momento. En vez de convertirse en un aliado de los referentes en dicha lucha, les marcó como enemigos luego que se iniciaran los procesos penales frente a sus familiares. Lo cual significó que en vez de gobernar dedicara todas sus energías a una batalla casi perdida –pese que sus asesores le dijeran lo contrario-, que culminó con la declaratoria de non-grato de Iván Velásquez, sombra que le persigue. Entre tanto, continúa gastando su energía, su tiempo de gobierno, en una batalla que no responde a los intereses de quienes lo eligieron para presidir el país.
El sentimiento de perder su puesto, le ha significado hacer alianzas con aquellas personas y grupos a los que prometía no equipararse. Los tradicionales políticos que han mantenido el desarrollo del país en letargo.
Esta última semana, acordó modificaciones al Pacto Colectivo del Ministerio de Educación, con condiciones leoninas, se comprometió un dinero que el país no tiene, y para más pesar los índices de calidad educativa no llegan ni a los mínimos. Si bien es cierto que hay que dignificar a los maestros, estos deben mostrar resultados. Mientras la educación no mejore, el desarrollo que se anhela no va a llegar a Guatemala.
Inverosímil es que llegara con la expectativa de ser como el Ex Presidente Arévalo y en su mandato no existan mejoras en la educación, en las condiciones de trabajo, la salud y la economía. Escoja una al menos y enfoque todos esos esfuerzos en lograr ese objetivo.
La crítica es porque durante su gestión han resonado más los desaciertos que los aciertos, porque no se tiene claro cuál es el país que quiere dejar al finalizar su mandato. Es momento de despertar y darse cuenta que el tiempo se acaba, muestre liderazgo y dedíquese a gobernar, a tomar las decisiones con las que soñaba al postularse como candidato. Responda a quien voto por usted, Señor Presidente.