Mirilla indiscreta

¡Fusilen al presidente en el extranjero! ¡Exigen los Malinches!

Mi amigo regresaba de un viaje y coincidió en el aeropuerto de Miami con el Vicepresidente de la República de aquellos años Roberto Carpio, con quien había cultivado una buena amistad. -Como él recordaba- Es casi imposible pelearse con Roberto… poseedor de una afabilidad y simpatía que difícilmente coincide con el perfil de un enemigo, ni siquiera con en el de un adversario. Acompañado del Coronel Mario Paiz su Jefe de Estado mayor esperaba en la sala de abordaje el turno del llamado para subir al avión.

Amigo de los dos, mi amigo no tenía las mejores relaciones con aquel gobierno, no obstante que tanto el Presidente como su compañero de fórmula se reconocían como parte de la clase política, que por el rigor de la militancia y formación, sabían distinguirse como portavoces de ideologías distintas… pero comprometidos en la vocación de servir al país desde la perspectiva de su credo político y doctrinario. Porque tienen que saber que en Guatemala, hubo ideologías antes que se instalará la ley de la selva…y los debates con contenidos ideológicos, eran comunes, en quienes aspiraban a gobernar el país.

Al ver a dos amigos en la sala de espera, el mío ya metido en su relato, me cuenta que se acercó a ellos con el entusiasmo de poderlos saludar tanto al alto dignatario como al estimado Mario, el célebre Macho Paiz de la generación de los famosos cadetes del dos de agosto, pero además el encuentro casual se desarrollaba en territorio neutral, donde las diferencias de enfoque perdían, por la distancia, la virulencia cotidiana.
El vicepresidente y su edecán militar, celebraron el encuentro y lo invitaron a compartir un lugar en medio de los dos, para poder alternar la conversación.

En aquellos días los fedayines, así denominados los terroristas árabes que habían bañado de sangre, los principales aeropuertos internacionales, especialmente en Europa, permitió que mi amigo iniciara la conversación haciendo la broma – En medio de ustedes dos uno se vuelve objetivo terrorista – y así en medio de risas alusivas a esos ataques, principió la conversación, sin reclamos ni alusiones políticas. Una plática agradable y entre amigos.
Existía como antecedente que se había desarrollado una relación complicada entre mi amigo y el régimen que representaba el señor vicepresidente.

Inquieto como ha sido, él escribía todos los domingos en el matutino más importante del país en aquella época, en la revista Domingo habiéndose profundizado por la crítica sus diferencias con el régimen. Entre otros incidentes como consecuencia de su posición, nunca pudo determinar si la agresión que sufrió su hija en un restaurante situado en la avenida las Américas y donde le fracturaron la mandíbula cuando desayunaba con su hermano en un momento en que se retiró al servicio y que fue noticia de primera plana al día siguiente. Se debió a una reacción de los fanáticos de toda la vida, que se agregan oficiosamente en todos los gobiernos, que piensan que quién no comparte los puntos de vista de sus jefes es enemigo, al margen de lo que puedan creer los mandatarios y actúan servilmente por su cuenta.

Ocho días antes habían sido interceptados en la carretera cuando retornaban de Taxisco y frenados por un carro después de rebasarlos como rayo se bajaron y encañonaron a sus hijos advirtiéndoles las consecuencias por la irreverencia de su padre. Los hechos fueron denunciados en las páginas a cargo de mi amigo, pero no impidieron la terrible agresión del restaurante, ocho días después. Aunque él está convencido que tanto el vicepresidente como el Presidente, según su criterio, repudiaron la brutal acción. – De eso no tengo duda- me dijo en su oportunidad –
Ya me decía don Sergio Alvares, destacado dirigente de Izabal refiriéndose a este tipo de circunstancias una tarde de estas que exponiéndome la crisis económica nacional de la que no escapa ese prometedor departamento- me comentaba -Una muestra clara de esas pasiones las sufrimos hoy – me afirmaba con sentida preocupación – cuando en medio de una discusión en la que está en peligro el futuro de nuestro país – procuraba explicarse – de manera irresponsable dividieron a la nación entre corruptos y honrados… Los supuestos honrados – don Edmundo, continuó -con un hacha en la mano buscando a quién cortarle la cabeza, en tanto la población desconcertada asiste, en medio de la gran tragedia de nuestra situación real y desesperada – denunciaba con valor – a tener que soportar la violencia irrefrenable, el desempleo inclemente y feroz. las angustias aparejadas de la subsistencia, la sensible ausencia de inversiones y oportunidades de sobrevivir, toda esa tragedia, para dar paso a la ambición de quienes quieren ignorar las reglas de juego democrático y pretenden usurpar el poder inmediatamente- aseveró con convicción.

No quieren enfrentar el veredicto de las urnas en un proceso programado para menos de dos años, que temen que los votos les griten un democrático NO y por eso insisten en su necedad de romper la institucionalidad para lograr sus objetivos – concluyó sintiéndose portavoz de su pueblo. Pero sigamos con la historia de Miami y el Vicepresidente Carpio. El abordaje se dio- continuó el relato – e inmediatamente – prosiguió – se hizo una larga fila de todos los pasajeros que tenían como destino Guatemala. Con gran sencillez y espíritu democrático don Roberto se colocó en la fila, que como sucede frecuentemente aún hasta nuestros días, los anfitriones no ofrecen el mejor trato a los pasajeros latinos – confirmó una experiencia común con todos los viajeros hacia el norte.
No obstante, esa triste realidad, entendía que la lista de pasajeros en poder del encargado de revisar los documentos a la entrada del avión debía tener como obligada anotación, la presencia en ese vuelo del Vicepresidente guatemalteco.

Por protocolo, por elemental cortesía, pero especialmente, por el riesgo de los hechos que de manera jocosa había traído a cuenta en relación con los fedayines, por estrictas medidas de seguridad, debían tener con aquel dignatario extranjero del más alto nivel, un trato preferente para librarlo de cualquier riesgo para él y los pasajeros, invitándolo cortésmente a ingresar inmediatamente al aparato y resguardar la seguridad de todos.
Imagínese usted don Edmundo – al vicepresidente de los Estados Unidos haciendo cola para subir el avión – ironizó con cierta exageración.

Pero de exageraciones estamos rodeados los guatemaltecos – llegó agitado y con la indignación reflejada en el rostro – el licenciado Cabrera incorporándose a la conversación y sin más preámbulo y sin más trámite se refirió a un amparo tan descabellado – según su docta opinión – que por su naturaleza imposible notoriamente improcedente y ridícula, su sola presentación insultaría la mesa de cualquier tribunal que se respetara a sí mismo y su sagrada y elevada misión de impartir justicia. Es tan descomunal la desfachatez de la acción de amparo que conoció esta semana la Corte de Constitucionalidad con el objeto de obstruir las funciones del legislativo y ejecutivo, que la hubiera descartado in-limine, es decir de inmediato, sin entrar a conocerlo ni expresión de causa para mandarlo al carajo – continuaba su encendida arenga. Sabe don Edmundo – me conminó con energía – algunas de estas maniobras por usuales y continuas en el relajo al que asistimos pasmados y sin defensa – insistió agitado- pasan inadvertidas al común de los mortales ya que por llenar grotescas y coludidas formalidades judiciales escapan al conocimiento popular don Edmundo – hizo una pausa – La gente desconoce las generalidades del derecho y asumen como legales cualquier decisión que se tomen en cortes y tribunales y, es suficiente que los papeles tengan firmas y sellos oficiales – aseveró con firmeza De esa trampa se han aprovechado – don Edmundo – seguía expresando su enojo, sin profundizar el motivo de la que a todas luces parecía su justificada ira.

Pero barájemela más despacio le pedí tratando de bajarle su indignación… ¿De qué se trata? …le rogué una detallada explicación. Disculpe don Edmundo – justificó su emoción – pero la indignación como letrado apresura las palpitaciones de mi corazón de abogado y exalta mi indignación como ciudadano – me aclaró viendo también mi ansiedad por conocer el caso. ¿Cómo cree usted que se pueda aceptar para su trámite una acción de amparo que persigue sobre supuestos inexplicables que se anule la facultad de legislar del Congreso de la República y sobre los mismos supuestos se pretenda obstruir la facultad del Presidente de ejercer sus funciones constitucionales?
Su sola presentación ofende la seriedad de una instancia colegiada como la Corte de Constitucionalidad… pero, desborda aún más, conocida la tolerancia dolosa y flexible moral jurídica de quienes resuelven en esa instancia constitucional, a quienes conocemos profesionalmente el tema que nos luce asqueante el que no la hayan rechazado por impertinente, absurda y notoriamente improcedente semejante pretensión y de una vez para parar las arbitrariedades, multar al amparista don Edmundo- se exaltó de nuevo al recordar el motivo de su enojo.
Ese es el nefasto resultado, de haber aceptado como legítima la decisión repetir la elección del Congreso, resolución populachera por despertar el morbo de la plebe y la complacencia de los conspiradores, pero distorsionando groseramente la norma constitucional causando un daño y un precedente irreparable – insistió en el reproche al peligroso jolgorio judicial con visos de absurda dictadura como insistió en nominarla.

Ahora con esta nueva acción lo que se pretende es, que realmente cause estado y justifique cualquier otra resolución basada en una arbitraria e ilegítima jurisprudencia – advirtió- Este sería el tercer fallo para lograrlo, sumado al de la anulación del non grato, la repetición de la elección en el Congreso y ahora con la obstrucción a las facultades constitucionales del Congreso y la Presidencia terminarían de anular todas las garantías constitucionales y el agotamiento por usurpación de las funciones del Estado – remató.

¿Cómo puede usted anticipar y reclamar invocando la amenaza como consecuencia de una decisión que aún no ha sido anunciada, tramitada ni conocida por un Organismo del Estado en este caso el Congreso, cuya naturaleza colegiada y constitución plural y diferente no puede anticipar ninguna de sus decisiones? Es tan absurda ese tipo de resoluciones al darle audiencia al Congreso y al Presidente de la República para que en el plazo de cuarenta y ocho horas, se pronuncien al respecto. Que si aceptan el requerimiento, puede dar lugar a que otorguen el amparo provisional y les obstruyan sus facultades constitucionales y si no responden, por desobediencia podrían otorgarlo de oficio o bien abrirles procesos y antejuicios por ese motivo – volvió a advertir.

Esta otra provocación en menos de quince días obviamente persigue que se rompa la pita don Edmundo, para dar paso a la continuada maniobra de lograr el rompimiento del orden constitucional y el despojo del poder legítimo por uno ilegitimo y de hecho. Y en el caso del Presidente – don Edmundo – es el mismo caso. ¿Cómo pueden anticipar una decisión presidencial que todavía no ha conocido y nadie sabría, si la va a aprobar con la sanción y promulgación o la podría rechazar ejerciendo su derecho a vetar las leyes? El absurdo de reclamar se obstruyan facultades constitucionales – don Edmundo- Concluyó- es una provocación, insisto para que se rompa la pita y se termine de consumar la usurpación total del poder del Estado Guatemalteco. Dios Dirá don Edmundo – pero no puede ser que cada semana pongan en tensión la estabilidad del régimen mientras al pueblo lo matan en las calles y se muere de hambre. Perdone la ligereza del idioma don Edmundo- me advirtió y llegó al clímax de su indisposición- ¡Es una cabronada don Edmundo! – concluyó.

La intervención de Licenciado Cabrera me desvió nuevamente del relato de Miami y mi amigo aceptó la interrupción pero volvió de romplón a la historia. No pude resistir la falta de cortesía y respeto para el Vicepresidente de la República de Guatemala – continuó mi amigo -más allá que se llamara Roberto Carpio o José González… que fuera mi amigo o mi enemigo…allí en su persona estaba presente el Estado de Guatemala y representaba un girón de la soberanía patria. Con palabras recias-relataba mi amigo- exigí el respeto que el dignatario nacional merecía se le ofrecieran y en seguida don Edmundo- recordó emocionado – el respaldo de la fila de guatemaltecos se adhirió a la protesta y con discreción pero con la suficiente energía provocamos que al señor Vicepresidente de Guatemala, se le ofreciera de inmediato el trato que su rango merecía y lo introdujeron al avión- recordó con satisfacción.

-Se me olvidaron los reales o supuestos agravios don Edmundo… algún descastado vende patrias como los que han crecidos como hongos venenosos en nuestro sagrado suelo…se hubieran alegrado y hasta celebrado el incidente… Pero nunca un guatemalteco bien nacido don Edmundo… Nuestros problemas los dilucidamos en casa… entre guatemaltecos y como guatemaltecos mi admirado señor – terminó aquel pasaje histórico emocionado.

Yo me enteré por cuenta propia que aquel episodio había provocado la natural simpatía del licenciado Carpio… que al ver entrar en su turno a mi amigo… le ofreció que se quedara con él en primera clase. Gesto amable que agradeció sin aceptarlo. Al llegar a Guatemala… no pudo rechazar otra gentileza del vicepresidente… que le pidió lo acompañara por el salón de protocolo para evitar el trámite de maletas y migratorios enviando a un oficial a que hiciera la gestión. Todavía desde la parte alta del gran salón de salida de los pasajeros se veían todos estos trámites que hacían los recién llegados… La alarma cundió cuando vieron que un oficial se acercó a mi amigo y éste se fue acompañándolo. Sabiendo su posición frente al gobierno la angustia corrió como pólvora encendida en los desesperados parientes, que habiendo tenido con él experiencias similares en el pasado. Pensaron que habían apresado al opositor. La calma cedió a la angustia cuando risueño y con un buen recuerdo del viaje se incorporó a los parientes y amigos cuando finalmente salió del aeropuerto.

¡Qué diferencia! Ahora los malinches nacionales suplicaban el desprecio para nuestro mandatario en el exterior… mejor si lo dejan con la mano extendida sin respuesta. ¡Que lo insulten! ¡Que lo ridiculicen! Gritaban con la esperanza, que el desprecio humillante se hiciera realidad. No fue así… honrando al país más que a su Presidente… lo recibieron con la majestad de una visita de Estado. Con el gabinete del imperio y su máximo conductor frente a frente con nuestros emisarios oficiales… Como Debe ser.

Humillados los que querían humillar a costa de nuestro propio orgullo y dignidad nacional…se mordieron la lengua y con el veneno de quienes no reconocen ni patria ni nacionalidad… de mala gana pero con grotesco entusiasmo todavía tuvieron el valor para mentir de nuevo … – ¡JA JA JA SOLO LO RECIBIERON CINCO MINUTOS!

Danilo Roca (Edmundo Deantés)

Jurista, analista político, luchador por la libertad.