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La China Comunista y su influencia en Guatemala

La mayoría de guatemaltecos hasta ahora  comienza a darse cuenta de la enorme influencia que la China Comunista ejerce en Guatemala.

Poco a poco, la China Comunista extendió sus tentáculos, tejiendo una telaraña de poder con la paciencia que solo los orientales poseen.

La China Comunista comenzó a infiltrarse en el sistema de administración de justicia en 1990, mostrando ser despiadada y al mismo tiempo rústica, abusando de su poder fáctico, llegando al extremo de encarcelar por décadas a un inocente, con el propósito de demostrar su fuerza.

La China Comunista tiene una ambición que no conoce límites, y gracias a ella su economía se ha disparado meteóricamente como ninguna otra. A pesar de que la China Comunista posee grandes riquezas desde tiempos ancestrales, se ha dedicado a fortalecer sus finanzas  sin importar qué o a quiénes arrolla.

Las leyendas tejidas alrededor de la China Comunista son negras, como las que se urden en torno a los reinos siniestros, que existen en las más obscuras esquinas de la literatura.

La influencia de la China Comunista sobre los diplomáticos de los Estados Unidos es enorme. Lo es tanto, que llega a dictarles instrucciones que obedecen al pie de la letra, a veces contraviniendo las directrices del mismísimo Departamento de Estado, granjeándose así esos pobres diablos la antipatía de los guatemaltecos.

La China Comunista tiene también una influencia enorme e inexplicable sobre el sector privado organizado, a pesar del evidente marxismo que profesa.

La influencia de la China Comunista en varios gobiernos ha sido grande en los últimos tiempos, aunque el presidente Jimmy Morales ha tomado la sabia decisión de distanciarse de ella, que llegó a colocar en el gabinete alguna ministra que, aunque ineficiente en extremo –como lo son todos los marxistas-, sirvió para recordar a los pusilánimes que tiene poder político.

La China Comunista es pródiga en favores hacia jueces y magistrados, a quienes colma con becas en Guatemala y en el extranjero, o simplemente intimida, para conseguir sentencias según le convenga a la China Comunista, que de esa manera controla la Corte Suprema de Justicia y la Corte de Constitucionalidad, en donde sin ningún pudor diplomático, muestra como su principal trofeo a la magistrada Gloria Porras.

La China Comunista es uno de los principales aliados del colombiano Iván Velásquez, con quien comparte el gusto por la soberbia, y a cuyo oído susurra. No dudo que si el colombiano hace una autocrítica honesta después de ser expulsado de Guatemala, encontrará que su relación con la China Comunista contribuyó a que él se ganara el bien merecido desprecio de los guatemaltecos.

La China Comunista maneja una buena parte de la prensa en Guatemala, y patrocina y controla el periódico de un pobre mequetrefe venido a más, gracias a la habilidad de la China para lavar cerebros débiles.

A pesar de su falsa apariencia de abuelo bonachón, La China Comunista es perversa e inmoral, pero como todos los grandes poderes, el suyo comienza a declinar, y seguramente en poco tiempo desaparecerá, dejando un rastro de soberbia, confrontación y abuso que los guatemaltecos no debemos olvidar, y mucho menos perdonar.

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