El Recurso Hídrico un Asunto Pendiente
El derecho al acceso al agua potable es un derecho humano. El garantizar este derecho es fundamental para el disfrute de otros derechos inalienables. La crisis que se ha generado mundialmente relacionada al acceso al agua potable tiene implicaciones en la salud, seguridad alimentaria, el medio ambiente y, en general, en la calidad de vida de las personas.
Todos los años, el 22 de marzo, desde el año 1993, se celebra el Día Mundial del Agua. Iniciativa que surge a partir del Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (CNUMAD) celebrada en el año 1992 en Río de Janeiro, Brasil, por disposición de la Asamblea General, mediante la resolución A/RES/47/193, a partir de las recomendaciones establecidas en el Capítulo 18 del Programa 21, que es el plan de acción de los acuerdos y compromisos arribados en dicha Conferencia.
En la misma se invita para que en este día los Estados, durante ese día, “dediquen actividades concretas, como la sensibilización al público mediante la publicación o difusión de reportajes y la organización de conferencias, mesas redondas, seminarios y exposiciones acerca del aprovechamiento de los recursos de agua y la aplicación de las recomendaciones del Programa 21”.
Guatemala ha asumido múltiples compromisos internacionales para garantizar el acceso a los recursos de agua dulce. Con el propósito que se mantenga un suministro suficiente de buena calidad de agua para la población y preservando las funciones hidrológicas, biológicas y químicas de los ecosistemas, adaptado a las actividades del ser humano.
Entre los compromisos asumidos en el Programa 21 estaban: “Para el año 2000: i) Haber elaborado e iniciado programas de acción nacionales con costos y metas determinados, y haber establecido las estructuras institucionales y los instrumentos jurídicos apropiados; ii) Haber establecido programas eficaces de aprovechamiento del agua para lograr sistemas sostenibles de aprovechamiento de los recursos”; entre otros.
Luego de 25 años de haber asumido el compromiso de tener programas de acciones nacionales, establecer estructuras institucionales y contar con instrumentos jurídicos apropiados, Guatemala aún está a años luz de crear toda esta estructura. El aprovechamiento y saneamiento del agua no tiene una regulación apropiada, ni los mecanismos institucionales para garantizar que la laxa normativa se cumpla.
Persiste la falta de voluntad política para crear una ley de aguas, que ha sido postergada por un tercio de siglo. Incumpliendo, además, con el mandato constitucional que reconoce la urgencia de la regulación relativa al recurso hídrico.
El día de ayer, en el Congreso de la República se propuso la aprobación de un punto resolutivo que instaba al uso racional del agua, en el marco del Día Mundial del Agua, el cual no fue aprobado.
Las razones por las que se posterga tomar acciones frente a la crisis que existe en Guatemala, respecto del acceso al agua, roza lo ilógico. El agua es un motor de desarrollo, sin el cual el ser humano no puede vivir.