Columnas

Estado de Bienestar

Los países eufemísticamente llamados “en vías de desarrollo” suelen compartir, entre otras características, tener una alta tasa de crecimiento demográfico asociada a carencia de congruentes políticas públicas con suficiente y oportuna asignación presupuestaria para hacerlas eficientemente operativas y exitosas para la consecución del desarrollo humano pleno.

Paralelamente un ineficiente o ausente estado de bienestar, de acceso a la educación, a la capacitación, a la tecnología a la insersión laboral formal reduce drásticamente la posibilidad de desarrollo individual y colectivo, ampliando la brecha que separa a estos países de aquellos que han alcanzado los más altos niveles de desarrollo.

Habida cuenta de lo anterior, se establece el crónico círculo vicioso del que, por supuesto, tienen responsabilidad insoslayable los sucesivos gobiernos nacionales, pero también los gobiernos locales y en general todos los ciudadanos en la medida de sus capacidades.

Para el ciudadano contemporáneo, el Estado de Bienestar supone la garantía de un estándar mínimo en materia de educación, salud, seguridad social, vivienda, estabilidad laboral, que forman parte de lo que en nuestras sociedades se conoce como calidad de vida a quien tiene derecho por el sólo hecho de ser ciudadano.

Estado de Bienestar es la forma de organización política en la que el Estado se compromete al pleno empleo y a una vida digna de los ciudadanos, cubriendo las tres necesidades entendidas como fundamentales: sanidad, educación y vivienda.

El Estado de Bienestar, que parecía firmemente asentado hace algunos años, ha entrado en una profunda crisis, por razones de variada índole, encontrándose actualmente en medio del “fuego cruzado” ideológico de las izquierdas y las derechas –especialmente de las extremas posiciones de cada una de éstas—las cuales, respectivamente, lo consideran como un elemento estabilizador de la sociedad capitalista o entendido como intervencionismo en aquello que debe ser regulado exclusivamente por las fuerzas del mercado.

Sea como fuere, como consecuencia de la crisis del Estado de Bienestar parece derrumbarse uno de los mitos de la social democracia europea.  No falta quienes opinen que el Estado de Bienestar tiende a ser un sistema obsoleto, incompatible con los tiempos que corren.

El Estado de Bienestar entró en crisis a finales de la década de 1960 y principios de los años 70, cuando, además de otras razones, no fue posible mantener el equilibrio entre el aumento de la producción y la capacidad del mercado para absorberlo, sumado a la crisis del petróleo ocurrida en 1973, que produjo notable disminución de las ganancias de muchas importantes empresas y con ello disminución del poder adquisitivo de los consumidores.

En algunos países, como en los de América Latina, la realidad ha sido más compleja ya que los servicios del Estado de Bienestar están dispersos y mal administrados porque son países con gasto público muy bajo, lo que se traduce en que las clases económicamente más favorecidas –las de renta alta y la media alta—utilizan los servicios sanitarios privados, en tanto los servicios públicos sirven, en general, a las clases de renta baja de trabajadores formales e incluso de la economía informal.

Es por esto que los ginecólogos y obstetras, de igual manera que todos los prestadores de servicios de salud, independientemente de si laboramos en el ámbito público o privado, hemos de estar conscientes de la responsabilidad profesional que en el contexto de la sociedad nacional nos compete y que para responder adecuadamente a ella debemos mantenernos cotidianamente al tanto de las innovaciones académicas, científicas y tecnológicas relativas a nuestra especialidad así como propiciando algunas de esas innovaciones –invenciones o descubrimientos—que contribuyan a mejorar el estado de bienestar y el desarrollo humano.

La Revista Centroamericana de Obstetricia y Ginecología –REVCOG–, con los aportes de los colegas que nos confían la publicación de sus conocimientos y experiencias para compartirlos con la comunidad profesional de la región centroamericana en beneficio de la salud de la población femenina y la valiosa colaboración de Laboratorios Procaps, cumple con la responsabilidad que le compete por designación de la Federación de Centroamericana de Sociedades de Obstetricia y Ginecología –FECASOG—divulgando el conocimiento, las experiencias y las innovaciones de la especialidad contribuyendo con ello al Estado de Bienestar y al desarrollo humano integral y permanente de la sociedad centroamericana.