Columnas

José Efrain Ríos Montt

El pasado 1 de abril falleció, a los 91 años de edad, el General José Efraín Ríos Montt.   Hablar o escribir de él me coloca en una posición de crítica por lo polarizado que está la sociedad, pero no cabe duda que me siento obligado a hacerlo porque considero que fue un gran personaje que pasará a la historia con más logros que desaciertos.

Recuerdo bien cuando fue el golpe de Estado en la época de Lucas García por el fraude que se había cometido en las elecciones.  En realidad, todos estábamos hartos de la podredumbre del gobierno de Lucas García, de la corrupción existente, del descontrol sobre la guerrilla que avanzaba cada día más amenazando con ocupar la capital y con la cantidad de delincuencia y crímenes que se había desatado últimamente en todo el país.  Cuando ocurrió ese golpe de Estado (23 de marzo de 2982) automáticamente el ambiente cambió, una sensación de seguridad invadió a la mayoría de ciudadanos y así comenzó un cambio que la gente esperaba con ansias.

La seguridad regresó al país, los conocidos escuadrones de la muerte fueron suprimidos, se creó un programa para combatir la guerrilla marxista que se llamó “Frijoles y Fusiles” que armaba y alimentaba a los ciudadanos para que se defendieran de los guerrilleros creando una figura llamada “Patrullas de Autodefensa Civil” (PAC), se crearon tribunales de fuero especial para juzgar a los delincuentes (algunos de ellos, violadores, fueron fusilados), se dio amnistía a los guerrilleros que quisieran dejar las armas y muchos las dejaron.  La estrategia fue el inicio del fin de la guerrilla en el campo.

Es verdad que ocurrieron masacres y violaciones a los derechos humanos de parte de algunos miembros del ejército (no es posible generalizar), pero no podemos olvidar que la guerrilla marxista era la principal violadora y causante de esos hechos.  No era una guerra directa y frontal, sino que los guerrilleros se mezclaban con las poblaciones civiles, reclutaban menores de edad y usaban estas poblaciones como escudo para protegerse.   La guerrilla destruía infraestructura, quemaba fincas, secuestraba finqueros e industriales, mató a algunos de ellos, torturaba a los soldados caídos y mataba a quienes creían que eran contrarios a su pensamiento marxista, es decir a los empresarios “capitalistas”.  No eran unos “santitos” por más que dijeran que estaban luchando por causas justas.  Eran marxistas que querían llegar al poder y dominar al país como lo ocurrido en Cuba y ahora en Venezuela.

Quiero destacar que la seguridad volvió al país y la guerrilla marxista fue derrotada en el campo.  No así en la política exterior donde tenía gran apoyo e influencia.  Por eso, en los últimos años se le acusó de Genocidio al pueblo Ixil y se sometió a un juicio viciado de errores de procedimientos a Ríos Mont por lo que fue anulada una primera sentencia condenatoria.  Yo he defendido y lo sigo defendiendo que en Guatemala no hubo Genocidio.  No puede sostenerse esta tesis cuando los mismo ixiles estaban dentro del ejército combatiendo a la guerrilla, cuando no había intencionalidad para eliminar a todo este pueblo, cuando lo que hubo fue precisamente una guerra sucia de guerrillas donde los guerrilleros astuta y cobardemente se mezclaban con la población civil indefensa.  No hubo genocidio y aunque si se puede hablar de abusos y masacres, es otro juicio diferente que corresponde juzgar no sólo a los militares involucrados directamente sino a los guerrilleros también.  Si la amnistía se dio para un lado también debió darse para el otro.  No es justo que se de amnistía sólo a una parte del conflicto.  Eso no es amnistía.

Creo que los guatemaltecos le debemos un gran homenaje al General Ríos Montt.  Que en paz descanse José Efraín Ríos Mont.