Columnas

Las elecciones en Costa Rica y la democracia nacional.

Para una observadora asistemática sobre el proceso electoral en Costa Rica, que resido en Guatemala  los últimos veinte años, y  que no participé en proceso electoral de este país, es posible afirmar que el ascenso a la presidencia  de Luis Guillermo Solís trajo mucha esperanza a la sociedad costarricense, pero rápidamente mostró lo poco lo que tenía que ofrecer.

Se concretó a realizar escasos avances sustantivos. Lo más evidente fue la ejecución de mejoras en infraestructura. Las calles en términos generales fueron asfaltadas, resultado de las gestiones que inició el gobierno de Laura Chinchilla y algunos alcaldes. Es muy cierta la afirmación que hiciera esta ex presidenta cuando calificó a la administración de Solís, como de “nadadito de perro”. Y esto fue la característica de los cuatro años. No hubo avances sustanciales. La reforma fiscal fue postergada intencionalmente para tratar de obtener la reelección. Lo que hizo este gobierno fue distribuir dinero a la clase media baja y media media, lo que generó el aumento de  la deuda nacional. Hacer creer a la población que el país estaba muy bien y con ello buscar la reelección. Esto se observa en el Valle Central, dado que por ejemplo, existe gran cantidad de pequeños café y restaurantes que por las tardes se llenan de personas para revivir la vieja y bonita tradición de esta bebida aromática. Las personas van muy bien vestidas y en términos generales, se ve que viven  bien.

Si contrastamos esto con las provincias de Limón y Puntarenas, se pueden observar dos países. Uno rico en el Valle Central y otro pobre o muy pobre en Limón Centro, con otro medio pobre en Puntarenas. En Guanacaste se dan los dos extremos. Áreas muy desarrolladas y otras muy pobres. La parte desarrollada son el resultado económico que surgió a la sombra del aeropuerto Daniel Oduber construido durante la administración de Abel Pacheco, ésta es la obra más reconocida de este presidente. Convive con  las regiones agrícolas atrasadas.  Si comparamos esta obra con la del actual presidente, Luis Guillermo Solís quedó debiendo algún proyecto de impacto regional o nacional, si se hace un balance de los resultados obtenidos hasta ahora.

La ideología democrática de la participación ciudadana no fue desarrollada por el PAC durante los años que tiene de existir. No se diferencia del pensamiento social demócrata de Liberación Nacional en sus planteamientos económicos, sociales o políticos. No existe hoy una nueva democracia ciudadana en este país, ni una nueva economía. El protagonista no es el ciudadano de a pie, sino que siguen siendo los partidos tradicionales y electoreros. Esto puede constatarse con el trabajo que hizo el PAC que puso a recoger  firmas a algunas personas notables para poder ganar. No existe un político que supere a Oscar Arias en cuanto planteamiento y liderazgo.  A pesar de la evidente crisis y debilidad que enfrenta el Partido Liberación Nacional, el fundador e inspirador del PAC (Partido Acción Ciudadana), Otón Solís no es el nuevo ideólogo o dirigente político que se esperaba. Es una tarea por hacerse. Lo mismo que un equipo de dirigentes políticos a nivel nacional. Veinte años después el PAC está por hacerse. Como conclusión podemos afirmar que estas elecciones dejan ver grandes debilidades y pocos avances de la democracia costarricense en su bicentenario.

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