Columnas

Un Rústico Presidente

El día de ayer, martes 10 de abril, fue difundido por todas las redes de Internet, el momento en que el señor Jimmy Morales, actual funcionario que funge de turno como presidente de la República de Guatemala, se levanta insolente de un set de televisión en el cual una presentadora guatemalteca le dirige una pregunta acerca de la próxima consulta popular sobre el diferendo territorial con Belice, un acontecimiento que costará a los tributarios la nada despreciable suma de Q300 millones que no se van a asignar a, por ejemplo, los hospitales públicos nacionales en insumos, medicamentos de calidad, mejores salarios para los profesionales médicos que son tan ninguneados en este suelo patrio.

Q300 millones ameritan que el señor Morales demuestre que, si bien no tiene idea de lo que es la buena educación ni el mandato constitucional que conlleva lucir la banda presidencial, por lo menos demostrara que recibió algún tipo de educación básica en su casa.

Recuerdo muy bien la campaña presidencial en la cual el señor Morales se dedicó a ofender de forma constante y persistente durante los mal llamados “debates presidenciales” a una mujer, ex candidata presidencial.   De debate serio no hubo cosa alguna; sus respuestas fueron únicamente ataques, evadiendo las respuestas serias que la nación y los televidentes esperábamos, aunque personalmente, yo sé muy bien de quién se puede esperar algo y a quién no se le puede pedir mayor cosa.  De su agrado  o no, un Hombre, con mayúscula, debe de comportarse con caballerosidad y educación hacia una dama.

Es cierto que constantemente los presentadores de televisión y de radio –algunos de ellos periodistas profesionales y otros de oficio—interrumpen a sus interlocutores y esto pudiera resultar un poco molesto para quienes comparten el set y para la audiencia; sin embargo, eso no obsta para que se falte el respeto a la audiencia nacional completa, que espera informarse mucho más de un tema complicado con siglos de proceso, a pocos días de un acontecimiento que no está costando poca cosa.

Tenemos todo el derecho de preguntar y usted, señor Morales, tiene toda la obligación de responder.

La presentadora en cuestión, ciertamente, se anticipó a reforzar la pregunta que hizo al invitado, pero el “presidente” en funciones, es el funcionario mejor pagado de América Latina con el dinero de un pueblo pobre y sufrido, todavía con áreas viviendo en otra era de la historia (hierro, recolección, agricultura).

El Diccionario de la RAE define la palabra “patán” como un sinónimo de “aldeano, rústico, persona zafia y tosca”; de tal forma que al llamarlo con el primer adjetivo, se está dibujando un retrato hablado del servidor público en cuestión, quien le debe hasta los zapatos tennis de marca que usa para hacer ejercicio a nuestras denigradas arcas nacionales.

No todos lo elegimos.  Pero así de mal funciona la democracia imperfecta dentro de la cual funciona nuestro Estado.

Belice es un tema no sólo caro, sino delicado, y personalmente tengo mis dudas en cuanto a la “necesidad imperiosa” de hacer una “consulta” en este momento, cuando los habitantes de este suelo que aún exporta migrantes ilegales a granel, aún viven en la precariedad, cuando no hay trabajo para los todos los jóvenes recién graduados y para una muy preocupante parte de la población de profesionales o experimentados de todo nivel que poco a poco están dejando de pagar sus cuentas mensuales porque no hay trabajo y lo único que hay es un presidente sordo y, por lo visto, además ¡rústico!

Los televidentes no somos tontos: no se nos escapa una mirada perdida, un carácter sublevado y altanero que muy bien pudiera haber sido un exceso de cualquier sustancia tóxica, que más temprano que tarde pudiera  -y debería- representar motivo suficiente para que nos devuelva la silla presidencial.

La educación se trae de sangre, de cuna, no importa si ésta fue de oro o fue humilde. He trabajado con personas cuyo entorno financiero fue precario en sus orígenes; sin embargo, demuestran su educación y  respeto en su ámbito laboral, por muy humilde que éste fuere.  No cabe duda que usar ropa tan cara le ha convertido en un mentecato.