Urge Reingeniería a los Consejos de Desarrollo
La descentralización administrativa y la inspiración de la participación ciudadana ya están desgastadas
La ley vigente de los Consejos de Desarrollo Urbano y Rural, según Decreto Número 11-2002 señala en el artículo 3 el objetivo “El objetivo del sistema de Consejos de Desarrollo es organizar y coordinar la administración pública mediante la formulación de políticas de desarrollo, planes y programas presupuestarios y el impulso de la coordinación interinstitucional, pública y privada” ha dejado de hacerse efectivo, porque las millonadas de quetzales asignadas no se invierten para atender políticas de desarrollo que se elaboran sesgando los intereses comunitarios por intereses perversos.
Se debe considerar que los planes y programas que algunas veces se elaboran y quedan archivados sin darles seguimiento para concretar las acciones que se plantean con la mentira que fueron elaborados con la participación ciudadana con la participación de la administración pública, que es condicionada por los jefes de las instituciones obedeciendo las directrices que de forma centralizada manipulan las necesidades de la población. Siendo estos amenazados de ser destituidos de sus cargos si no se alinean para la aprobación de proyectos que interesan a las elites gobernantes, que terminan menospreciando el análisis y la discusión de ese ente colegiado para concluir en proyectos que promuevan el desarrollo integral de los pueblos.
Se ha obviado de la naturaleza de esta ley que señala que el Sistema de Consejos de desarrollo “Es el medio principal de participación ciudadana de todos los sectores en la gestión pública para llevar a cabo el proceso de planificación democrática del desarrollo” en beneficio de la población más vulnerable.
Cuando conviene argumentan que la participación se realiza a cabalidad sin darse cuenta que el mismo pueblo reconoce que es una práctica mentirosa cuando afirman que la planificación se hace en base a las demandas de la población, lo que a todas luces se demuestra que los proyectos se hacen a consideración del caudillo que sigue dominando en el entorno de ente colegiado que debe atender los principios parlamentarios de presentación del tema, argumentación, discusión y conclusiones para la toma de decisiones de la asamblea, para evitar que, el que dirige sea siempre él que la razón y que por cultura se sigue manteniendo la figura de un líder autocrático, por ser el que tiene el poder, obviando el concepto que en la ley se le denomina coordinador.
Culturalmente se mantiene la imagen del cacique, olvidando que es el que dirige el parlamento, para ejecutar lo que demanda la asamblea general, mantiene el estigma de que el que manda es el Coordinador del Consejo Comunitario, o el Alcalde en el Consejo Municipal y El Gobernador en el Consejo departamental, o el coordinador del Consejo Regional o bien el Presidente de la Republica, como coordinador del Consejo Nacional, Dejando de ser un sistema democrático, en el cual se debe de atender los proyectos que represente a los que manejan las chequeras de la buena cantidad de millones asignados para proyectos de desarrollo que deben beneficiar a los grupos más vulnerables.
Pero, se han olvidado de los principios del respeto a las culturas, las relaciones interculturales la optimización de la eficacia y eficiencia de todos los niveles de la administración pública, promoción de procesos democráticos participativos, la conservación y mantenimiento del equilibrio ambiental y desarrollo humano y la participación con equidad de género; aspectos que los manipulan cuando tienen que asignar los renglones presupuestarios, a pesar que la ley fue hecha con el cuidado de atender a la participación ciudadana, de atender la descentralización que se demanda en el artículo No. 224 de la constitución dela República de Guatemala y que se concretiza en el decreto No. 14-2002, Ley General de descentralización que han dejado de cumplir o se ha desgastad; lo que demanda una reingeniería urgente a este sistema, para alcanzar sus objetivos y principios sin perder la naturaleza de su creación.