Abuelos y la sociedad de hoy
Un reciente artículo (EWTN Noticias, 15 enero 2018) hace notar que los abuelos representan un regalo muy especial para los nietos y para toda la familia, por lo que es necesario brindar la oportunidad a los hijos de convivir y recibir tal herencia. Y concreta unos aportes que considera hacen los abuelos a la familia.
El cariño y la ternura: que brindan los abuelos potencian el desarrollo integral de los hijos, es una expresión clara de amor y de afecto que sensibiliza a los nietos para aprender a amar, ternura de los abuelos que también humaniza a los padres. Por lo que resulta fundamental inculcar en los hijos el amor a los abuelos.
Sabiduría y consejos: en cierto sentido, los abuelos gozan del privilegio de la sabiduría ya que el tiempo es un gran maestro y comprenden que pueden alcanzan la sabiduría del corazón. Y esto es una riqueza tanto para los padres como para los hijos.
Ideales y valores: los abuelos también son depositarios de la memoria colectiva y por esto son intérpretes privilegiados del conjunto de ideales y valores comunes que rigen y guían la convivencia social. Excluirlos o ignorarlos es como rechazar esta riqueza.
Transmisión de creencias: sea cual sea la religión que profesa la familia, los abuelos son claves para que se viva de generación en generación.
Y dice que después de los padres, los abuelos son la fuente de amor y seguridad más importante para los hijos. Si los abuelos respetan la intimidad y autoridad de los padres, pueden ser los mejores aliados y ayudantes en la educación de los hijos.
Como una nota que ilustra el tema, salió publicada en España la historia de un joven que se encontraba visitando a su abuelo en una residencia para mayores, cuando escuchó el deseo de otro de los ancianos “quiero un nieto”. Ahora este le visita semanalmente para conversar o jugar una partida de cartas. La experiencia ha sido tan buena que su iniciativa personal se ha transformado en una ONG con más de 500 voluntarios y nueve países buscan replicar su modelo de voluntariado.
Algo pueden ayudar estas consideraciones sobre los abuelos, pero hablamos de algo más que cuidarles; no caer en la llamada “cultura del descarte” que concretamente puede considerar a los ancianos, a los abuelos, como si fuesen vidas ya poco valiosas, cuando realmente son la memoria y la sabiduría de los pueblos.
Aquí opinaba el Dr. Pla Vidal, director de Psiquiatría y Psicología médica de la Clínica Universitaria de Navarra: que los abuelos tienen un papel insustituible como escuela donde desarrollar las virtudes y los afectos, pueden modular los aspectos más tensos de la convivencia paternofilial, cooperar en las tareas del hogar, y aportar una visión muy valiosa por la experiencia de su trayectoria recorrida.
Porque pueden ser pieza fundamental para el mantenimiento de la unidad familiar, y ser portadores de la historia, transmisores de cultura y en ocasiones ejercen una labor de mediación en los conflictos entre la segunda y la tercera generación. Históricamente, la figura del abuelo ha sido un referente en la vida de las familias, ligada, particularmente, a la infancia de los niños.
Los abuelos son –pueden ser- un valor inapreciable para la familia y consiguientemente para la sociedad. Porque los niños que pueden vivir cercanos a sus abuelos entenderán mejor ese concepto de entrega que no espera nada y lo trasladará en su momento la esfera pública. Y es razonable ayudarles… y que les estemos agradecidos.