El político o el politiquero, ¿qué hacer?
En la vida nacional hay mucho que analizar diariamente en el ámbito del ejercicio del poder con el objetivo de aprender cómo el liderazgo que allí participa asume su responsabilidad y cuáles son las actitudes que en muchos casos son cuestionables. Se sabe que la política orienta de manera adecuada el gobierno de un país o Estado haciendo uso de principios, formas y estrategias para atender respuestas a las necesidades de toda la ciudadanía y la población que forma parte del Estado. La población en general y particularmente la ciudadanía han delegado a sus líderes para que se integren a cierto espacio del Estado con la responsabilidad de aplicar los ofrecimientos a la solución de distintos problemas sociales y económicos. Este liderazgo que hace política y gobierno se puede identificar según sus características y su actuación.
El político puede ser caracterizado por contar con un partido político donde permanece toda su vida ciudadana, cuenta con principios que guían su actuación en todo los ámbitos, sostiene una ideología que hace particular su pensamiento y las formas cómo considera resolver los problemas de la población, cuando su partido gana las elecciones y llega a ejercer el poder trata de aplicar los principios e ideología de su grupo, le gusta escuchar a los opositores para avanzar con los proyectos comunes de país, cuando su partido pierde las elecciones sigue promocionando sus ideas y trata de seguir con sus aportes para construir el país que se desea. Se mueve según un conjunto de valores como justicia, democracia, inclusión, equidad, tolerancia, prudencia y la transparencia. Sus objetivos responden a la búsqueda de soluciones a las aspiraciones de los habitantes en general, el bienestar de las generaciones actuales y futuras, que el Estado cuente con servicios públicos de calidad para todos y hacer actividad política para el desarrollo humano.
En cambio, el politiquero se distingue por algunas características como las siguientes: se interesa por su enriquecimiento personal, vive de falsas promesas en el contexto de la política, cambia de partido político periódicamente porque carece de ideología y necesita mantenerse en el poder a toda costa, compra votos al momento de las elecciones y si pierde su partido pues se conformará con ser empleado público debido a intereses personales. Su actuación se orienta por ambición de poder, engaño, egoísmo, intolerancia y el irrespeto a las personas. El politiquero se identifica como aquel líder que le gusta robar dinero público a través de hechos de corrupción y trafica sus influencias para obtener favores en cualquier espacio de la administración pública. Al momento de la campaña y de las elecciones no cuenta con un programa de gobierno y entre sus habilidades está mentir y prometer lo inalcanzable.
Ante lo anterior, es necesario que la ciudadanía cumpla con sus derechos y obligaciones para apoyar la aplicación de la política en los asuntos comunes de los pueblos con el único objetivo de alcanzar mejores condiciones de vida junto con un grupo de líderes libre de politiquería. Ya es tiempo de que la población en general asuma la responsabilidad de evaluar lo bueno y lo negativo que hay en el ejercicio del gobierno en turno tanto a nivel nacional como en el municipal.
Hay mecanismos que están al alcance de la ciudadanía como el caso de las reuniones en las comunidades locales y municipales para evaluar detenidamente los servicios de salud, educación, justicia, violencia, conservación del medio ambiente y transparencia en la administración pública.