Columnas

La justicia que no es

Guatemala tiene una nueva fiscal y como cosa rara, todos los sectores que suelen están siempre antagónicos están satisfechos con el proceso de selección y elección.  La realidad es que la nueva fiscal, a quien no conozco, es una persona con experiencia y con muchos conocimientos técnicos.  Tan así que su equipo de trabajo de confianza lo ha conformado con gente también técnica.

Que la elección saliera bien en esta ocasión no significa que siempre va a ser así ni que ha sido así.  El sistema actual de selección de la fiscal al igual que los magistrados para las cortes de Justicia y de Constitucionalidad aún debe despolitizarse.  Ya se hizo una propuesta en ProReforma para el cambio constitucional de esta forma de elección de magistrados y fiscal.  Creo que hay que seguir en ello.  La razón es sencilla, se debe blindar el sistema de selección contra las influencias políticas.  De esta manera, la justicia será independiente de los demás organismos y no deberá nada a nadie.

La justicia es lo más importante para que una sociedad moderna pueda llegar a desarrollarse civilizadamente.  No estoy hablando de justicia distributiva ya que no la considero para nada justicia.  Hablo de justicia a secas, es decir, justicia conmutativa.  Me refiero a que todo aquel que cometa un crimen debe pagar por ello.  Si robo debo devolver lo robado más el daño causado.  Si mato a alguien deliberadamente, es decir, si asesino a alguien debo sufrir las consecuencias de mi acto de acuerdo con las penas que se establezcan a priori para una situación así aunque al final en casos tan graves como el asesinato no se pueda revivir al asesinado.  En fin, justicia es esto.  Esto es lo que se busca con la Corte Suprema de Justicia y es el objeto principal del trabajo de la fiscal, conseguir evidencias y pruebas que permitan a los jueces hacer bien su trabajo y dictar sentencias condenatorias con certeza.

Pero mucho de lo que vemos hoy en día no es justicia.  No, no lo es.  No es justicia condenar a alguien con testigos falsos.  Por ello las evidencias son fundamentales.  No es justicia condenar a alguien porque alguien tiene que pagar para que sea ejemplo para a los demás.  No es justicia perseguir a unos y no a otros.  Se debe tratar a todos por igual.  No es justicia ponerles a unos una pena mucho más grande que a otros por el mismo castigo.  No es justicia acusar a alguien con pompas y platillos en forma mediática como lo hace la CICIG y el MP dañando gravemente la reputación de los acusados sin que tengan oportunidad de defenderse de dichas acusaciones.  Otra cosa es cuando alguien ya ha sido condenado.   No es justicia perseguir a tus enemigos ideológicos y políticos y no a los amigos.

Muchos de mis amigos se han ofendido y han descalificado a quienes hemos criticado a la CICIG.  En la lucha contra la corrupción de la cual también quienes criticamos somos aliados, no se vale y no es justicia acusar a cualquiera solo porque sí.  No fue justicia usar testigos falsos en el caso de Sperinsen ni de los hermanos Paiz.  No fue justicia lo que pasó con los Bitkov independiente en el sentido de la sentencia desproporcionada que les aplicaron y las influencias atrás de ellos para condenarlos de esa manera.  No es justicia que un juez, que debe ser imparcial, celebre levantando su puño cuando ha condenado a alguien sólo porque es ideológicamente contrario a su pensamiento.  No es justicia usar el chantaje para obtener información a modo de condenar a otros como cuando se condenó en un proceso viciado a Ríos Montt por Genocidio.

Y así puedo seguir con muchos ejemplos.  No nos equivoquemos.  Estamos todos contra la corrupción, pero no sigamos destruyendo la justicia.