Columnas

La participación de la niñez y la juventud por el derecho a la educación

A las niñas y niños que asisten a la escuela guatemalteca se les vulneran sus derechos a la educación por atender los derechos de otro sector vinculado directamente a educación.  Esto es comprobable porque en la práctica son pocas las instituciones u organizaciones que velan por la vigencia de los derechos y el bienestar de la niñez y juventud.

La participación de la niñez y de la juventud a través de asociaciones estudiantiles debe posibilitar análisis, crítica y propuestas a la educación de su interés. Con estudiantes organizados es viable la denuncia de hechos como la impuntualidad docente, deficiente competencia docente, improvisación de clases, baja calidad educativa, perfil de egreso poco o nada vinculado a la vida ciudadana y a la vida productiva, ciudadanía sumisa, competencias comunicativas deficientes en el idioma oficial, desplazamiento y muerte lenta de idiomas de pueblos originarios y escasez de materiales educativos pertinentes cultural y lingüísticamente. También las organizaciones estudiantiles deben dar a conocer qué puntos del currículum oficial y especialmente del currículo oculto que practican de manera cotidiana la discriminación y el racismo.

En una alocución televisada el Sr. Ministro de Educación de Guatemala, reconoció la existencia de alrededor de 60 sindicatos de los trabajadores en servicio lo que en la práctica significa complejidad para avanzar sobre acuerdos mínimos en búsqueda de la calidad de la educación guatemalteca debido que los intereses de dicho personal es tema prioritario por encima de otros puntos relevantes en materia educativa. Así mismo sucede en los departamentos acerca del acompañamiento a docentes por la defensa de sus intereses personales que cuenta con la disposición de personal de instituciones que velan por la vigencia de los derechos de todos los guatemaltecos relegando en último plano el derecho de los niños a la educación.  En algunos trámites administrativos es común ver a docentes acompañados por personal especializado en derechos humanos o de cualquier otro funcionario público que pone a prueba sus influencias por atender intereses particulares. Por el derecho a la educación de la niñez y la juventud no sucede lo mismo.

En discusiones con líderes de organizaciones del interior del país, en algún momento se identifica que las estrategias de lucha del magisterio en servicio vulneran el derecho a la educación tal el caso de las huelgas, las movilizaciones, las asambleas permanentes, brazos caídos, toma de edificios administrativos de los distritos escolares, obstaculización del funcionamiento de las direcciones departamentales y el Ministerio de Educación. Muchos medios días de clase perdidos en estas condiciones no son fáciles de reponer por motivos diversos como débil control administrativo en el centro educativo y en los distritos escolares, la politización de intereses en juego y la ausencia de organizaciones de padres y madres de familia que velen por la calidad educativa.

En este contexto, es necesario sostener argumentos y mecanismos que cumplan con el derecho a la educación de la niñez y la juventud y al mismo tiempo que no violen los derechos de los docentes en servicio evitando de esta manera conflictos que se extienden por mucho tiempo y que atentan a la esencia de los mismos derechos que corresponde a cada sector. La organización de asociaciones de estudiantes es un esfuerzo que se debe instalar bajo la responsabilidad de la niñez y de la juventud por su derecho a la educación de manera permanente.

TEXTO PARA COLUMNISTA