Al servicio de la justicia
La justicia es un valor fundamental en todo Estado republicano y democrático. En reiteradas ocasiones he escrito sobre la importancia que tiene la justicia y como garantizarla es un deber del Estado de Guatemala.
Partiendo de la ética, podemos decir que un acto que transgreda los derechos de un individuo es considerado injusto. La justicia tiene por objeto la reivindicación de los derechos. Es por eso la importancia que existan aforos públicos (tribunales) en los cuales un tercero imparcial pueda determinar la existencia de responsabilidades y la condena de actos que no deben suceder en una sociedad.
La justicia tiene por objeto buscar la verdad. Con el apunte que existen dos tipos de verdad; la primera, la verdad material, que se refiere los hechos que efectivamente sucedieron; la segunda, la verdad formal o judicial, que es la consecuencia lógica de las pruebas rendidas en un juicio. La armonización de ellas es lo que trae la justicia.
Todas las personas sienten una satisfacción cuando existe una reivindicación y reparación de los derechos que les han sido violentados.
Esta semana fueron condenados los militares jubilados que fueron encontrados responsables de la captura de forma ilícita, desaparición, violación y tortura de los hermanos Molina Theissen. Una lucha por justicia que duró 36 años desde que ocurrieron los hechos juzgados. ¿Imagínese que usted deba pasar toda esa cantidad de años luchando contra el sistema para encontrar una pequeña reivindicación de sus derechos y el de su familia? Insólito.
Los resultados de los procesos judiciales –las sentencias- son públicos. Dicha publicidad tiene por objeto que los ciudadanos tomen conciencia y reflexionen cuáles actos constituyen transgresiones a los derechos de otros individuos y qué está y no está permitido dentro de una sociedad. Es por ello que como guatemaltecos no debemos permitir que actos como los que le ocurrieron a los hermanos Molina Theissen y similares se repitan en Guatemala.
Resulta absurdo como algunas personas justifican dichas atrocidades, escondiéndose en una posición ideológica. Cuando la verdad es que si dejamos que a una persona se le transgredan los derechos –imparcialmente, sin necesidad de ponerle rostro a esa persona-, estamos dejando y tolerando que a otras personas, a nosotros mismos, se nos puedan vulnerar los derechos.
No sé si será la falta de valores, pero lo que es seguro es que existe una falta de madurez en los guatemaltecos para entender que las conductas inmorales no deben ser permitidas a ninguna persona. La justicia no puede ser un plato servido “a la carta” de ciertos intereses. La misma sirve para que nosotros como individuos en el conjunto de la sociedad podamos disfrutar de los derechos que hemos adquirido.
Debemos tener empatía; cimentar principio de convivencia social; promover el respeto de los derechos fundamentales. Porque la justicia está para servirnos a todos, y no para que nos sirvamos de ella para intereses egoístas particulares.