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Video juegos: posible trastorno médico (OMS)

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Cuentan de hace pocas semanas, como alguien en París vió desde la calle a un niño que estaba en peligro de caerse desde cuatro pisos arriba: trepó por la fachada y lo salvó de caer al vacío. Y el padre del menor. ¿dónde estaba mientras su hijo  estaba en peligro?:  jugando al Pokémon Go y “cazando” criaturas virtuales por la calle. ¿Un padre irresponsable… o un enfermo?

Coincide con la noticia de que para la Organización Mundial de la Salud (OMS) el trastorno por videojuegos es un peligro real. Y una vez registrado esto, se espera que los países lo tomen en cuenta a la hora de planificar sus estrategias de salud, y que lo contemplen en su cobertura sanitaria.

Porque cuando llevan a retrasar o no prestar atención a los deberes urgentes por priorizar el videojuego… Por eso la OMS ha declarado un nuevo trastorno, la adicción a los juegos virtuales,

Esto tiene una incidencia particular más fácil en los jóvenes; aunque no sólo en ellos. En Intermedia (intermediaconsulting.org) están  preocupados, señalando que con ocasión de los regalos  habituales, entre ellos están los videojuegos, y que no todo lo que sirve para jugar es bueno;  sólo como un ejemplo, hay videojuegos que enseñan a matar y violar y suicidarse. Debe tomarse conciencia del tema; porque hoy los jóvenes, puestos a elegir, la mayoría se quedarían con Internet y… los videojuegos.

Jesús Pardo, de Civértice, investigador de la Universidad de Navarra y especialista de relaciones de jóvenes con nuevas tecnologías y videojuegos, reconoce que hay bastantes videojuegos educativos y muy divertidos. Los videojuegos actuales permiten jugar a casi todo: puedo salvar la Tierra de una invasión extraterrestre, construir una ciudad; pero también abusar de los compañeros de clase, o simular relaciones sexuales. El problema es que todavía hay muchos padres que no saben a qué juegan sus hijos, y junto a videojuegos recomendables, hay otros que son una barbaridad.

Es muy conocido por su impacto en este tema un libro de la Universidad de Oxford cuya conclusión aplastante es que la violencia de estos medios aumenta el comportamiento agresivo; además, dejar ver que la naturaleza interactiva de los videojuegos produce una relación más fuerte con el comportamiento violento, comparado con la televisión o películas. Lógicamente igual sucederá en temas sexuales.

Y precisan de la OMS que la decisión de incluir la adicción a los videojuegos bajo esta categoría llega tras un proceso de recopilación de datos y a partir de los tratamientos aplicados a personas con síntomas semejantes a los que muestran aquellos individuos “enganchados” a este tipo de entretenimiento. El Dr. Vladimir Poznyak, miembro del Departamento de Salud Mental de la OMS, y quien propuso el nuevo diagnóstico,  apunta entre los síntomas de la adicción la alteración de los patrones de sueño, los problemas de alimentación y un déficit de la actividad física.

Es claro que los padres deben dar una orientación educativa sobre los videojuegos y, por supuesto, seleccionarlos. Estar informados, adelantarse y, sobre todo, dar ejemplo: los padres tienen que exigirse en vivirlo ellos: como es frecuente, la educación resulta más exigente para el que educa.

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