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El Castillo de Neuschwangstein

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Todos lo hemos visto en postales de ensueño y hasta Walt Disney se inspiró en él para su famosa Bella Durmiente. Sin embargo, el final de la historia de este castillo es muy triste.

Su nombre significa “nueva roca del cisne”. En español se pronuncia Nois-chvang-stáin y se encuentra al sur de Baviera, a pocos kilómetros de Austria.

Fue construido en lo alto de una montaña por Luis II de Baviera, también conocido como el rey loco, entre otras cosas, por su megalomanía y actitudes tan diferentes de las que podemos esperar de un rey. Fue hijo de Maximiliano II de Baviera y María de Prusia.

El castillo fue inspirado, entre otros, por el castillo de Pierrefonds en Francia que le sugirió a Luis II mezclar el estilo neogótico con el neorrománico, dando el resultado que conocemos hoy. Su construcción comenzó en 1866 sobre las ruinas de otros dos castillos.

Los fondos propios del rey no bastaban para financiar tan magníficas obras y se recurrió a préstamos, por lo que en 1885 los acreedores amenazaron con embargar las obras. Las disputas con el gobierno bávaro por estas deudas llevaron a declarar a Luis II inepto para reinar.

Otro motivo de los descontentos del gobierno eran los enormes gastos con los que mantenía al compositor Richard Wagner, quien vivía con todo lujo en Munich a expensas del Rey.

Seis semanas después de la muerte de Luis II, el gobierno abrió las puertas del castillo al público para que el pago por la entrada ayudara a terminar los trabajos.

Durante la II Guerra Mundial los nazis utilizaron el castillo para almacenar obras de arte robadas en Francia y las reservas de oro del Reichbank. Al final de la Segunda Guerra Mundial, las órdenes eran destruir el castillo para que no cayera en manos de los aliados hasta que fue entregado por sus responsables a las tropas norteamericanas.

Desde 2008 es Patrimonio de la Humanidad de la Unesco y fue finalista en la elección de las nuevas siete maravillas del mundo moderno donde salió triunfador el mexicano Chichen Itzá. Es uno de los principales destinos turísticos de Alemania.

Como decía, el final no fue nada agradable. Debido a su melancolía, su vida excéntrica y el uso de drogas, Luis II fue declarado incapacitado para gobernar y sus últimos días estuvo bajo atención psiquiátrica con diagnosis de esquizofrenia paranoide. Nunca regresó de un paseo por el cercano lago de Starnberg en compañía de su psiquiatra. Ambos perecieron ahogados. Esta muerte hasta el día de hoy ha causado polémicas porque Luis II fue un gran nadador. Aún se habla de conspiración. Cuando se produce una muerte sospechosa, lo primero que hay que pensar es a quién beneficia y muchos apuntan a Berlín, entonces empeñado en anexionar el reino de Baviera a su recién creado Segundo Imperio Alemán.

Luis II, como con casi todos los grandes, dejó para la historia y la riqueza cultural de su país este maravilloso castillo digno de un cuento de hadas.

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Luis II de Baviera

Franck Antonio Fernández Estrada

traductor, intérprete, filólogo (altus@sureste.com)

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