Columnas

Cambiar la esencia del Estado para progresar

#Sueños…

No hay día en que los ciudadanos de varios países y continentes no vean con estupor la llegada masiva de emigrantes. Brasil, Ecuador, Costa Rica, Estados Unidos y varios europeos se estremecen de pavor al ver la oleada de emigrantes que huyen de condiciones económicas y políticas que nos les permiten sobrevivir.

En su libro sensacional Homo Deus, Yuval Noah Harari, hace un recuento de los grandes problemas de la humanidad y de la vida en el planeta Tierra. De esos escritos nace la siguiente afirmación de todos los problemas que enfrenta la humanidad, de todos los riesgos que enfrenta el mundo, la principal amenaza para la vida y la belleza de este paraíso es el crecimiento de la población humana.

Las preguntas de Harari, hace 100.000 años al menos seis especies de humanos habitaban la Tierra. Hoy solo queda una, la nuestra: Homo sapiens. La más destructiva y depredadora. ¿Cómo logró nuestra especie imponerse en la lucha por la existencia? ¿Por qué nuestros ancestros recolectores se unieron para crear ciudades y reinos? ¿Cómo llegamos a creer en dioses, en naciones o en los derechos humanos; a confiar en el dinero, en los libros o en las leyes?

Cada hora nacen 18 mil seres humanos nuevos, con su presión sobre los recursos de la tierra para consumir alimentos, viviendas, teléfonos, automóviles, etc. Tan solo el domingo 26 de agosto éramos 7,636 millones de gentes, hoy, somos muchos más. ¿cómo es posible que la población humana crezca tanto?, ¿cuál será el límite?, ¿Cómo acabamos sometidos a la burocracia, a los horarios y al consumismo? ¿Y cómo será el mundo en los milenios venideros?

En algunos países la presión consumista es una fuente de crecimiento económico. En aquellos países que construyen sociedades capitalistas democráticas. Ya en todo el mundo existe solamente un sistema económico: el capitalismo. Pero el capitalismo no es igual en todas partes. Hay países con capitalismo democrático. Y, en otros países el capitalismo es un sistema semifeudal, con familias de terratenientes y cámaras empresariales, aliadas al sindicalismo oficial, que aún someten a la población al servilismo y bajos salarios, con analfabetismo, marinado con religión, drogas y licores. Hay países con capitalismo monopolista de Estado, en donde el partido “del pueblo” es dueño de todos los medios de producción, hay sociedades de capitalismo semi-esclavista y existen aún sociedades en donde el capitalismo es dirigido por líderes religiosos.

La problemática generada por la ausencia de democracia y el empobrecimiento generalizado de poblaciones en rápido crecimiento presionan a la emigración masiva. Es el caso del triángulo del norte, la región más pobre de Centroamérica. Ante los repetidos fracasos de la presión gringa por detener la migración, hasta los nombres dados a los Estados fallidos de la región suena cada vez más ridículo, ya no es Triángulo del norte, ahora es Tricamex, como lo llamó el vicepresidente Mike Pence en junio. Pronto será cuatrimex, con la trifulca de Nicaragua.

En días recientes, los presidentes del triángulo recibieron un nuevo mensaje. Los visitó un senador republicano por Texas Will Hurd, quien abordó temas como la migración irregular o la delincuencia. El asunto es que Estados Unidos no ve el problema en su exacta dimensión. Construir sociedades democráticas y competitivas. Se sigue decantando por la inversión en ejércitos, policías y burócratas, que son parte del problema y no de la solución.

Recordemos que la población de la región aspira a niveles de vida más altos, la gente aspira a una vida más larga, a satisfacer sus problemas de salud. La gente quiere tener una mejor educación y vivir en paz y tranquilidad. Para el caso del Tricamex, la solución pasa por obligar a los gobiernos a gastar el 10% del PIB en educación, primaria y secundaria; en invertir el 10% del PIB en salud; en redistribuir la tierra en pequeñas parcelas para que pequeños empresarios compitan en bienes agrícolas de consumo local y exportaciones. El problema pasa por reconstruir los Estados, convirtiéndolos en sistemas institucionales eficientes y competitivos. Eficientes al proveer a la población de bienes y servicios públicos de mejor calidad y menor costo. Gobiernos competitivos en el sentido de compararse con los mejores gobiernos del mundo en calidad y en universalidad de los servicios.

Hay que cambiar la estructura y la esencia del gobierno de estos países. Es el gobierno el principal responsable de dotar de educación, salud y bienestar a la totalidad de sus habitantes. La innovación y la creatividad de los seres humanos surge simultáneamente con la innovación y creatividad del gobierno. Y son la base del progreso social. Hay que poner en marcha nuestras sociedades.

TEXTO PARA COLUMNISTA

Cristobal Pérez-Jerez

Economista, con maestría en política económica y relaciones internacionales. Académico de la Universidad Nacional de Costa Rica. Analista de problemas estratégicos, con una visión liberal democrática.

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