Ciencia y tecnología

El fin de patentes sobre el monopolio de los medicamentos abre una era de fármacos asequibles y accesibles

El arribo innovador de los medicamentos biosimilares, que permiten a pacientes y gobiernos un ahorro de alrededor del 40% en el tratamiento de enfermedades graves, está siendo acompañada por la pérdida de exclusividad  de fármacos en situaciones monopólicas, un panorama que modificará el mapa de la industria farmacéutica.

En 2018 se espera que el fin de la protección a algunos medicamentos provoque una caída de unos 20.000 millones de dólares en la facturación de las compañías innovadoras, según divulgó la consultora Evaluate Pharma en su más reciente informe.

La posición de la agencia regulatoria FDA, Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos  sobre los medicamentos biosimilares abre una nueva era en el tratamiento de las enfermedades.

El efecto del cese de las patentes “son los beneficios de los sistemas de salud para acceder a terapias equivalentes a la terapia original en forma más razonable”, dijo el especialista Eduardo Cioppi, miembro de la dirección del laboratorio español mAbxience, que cuenta con plantas  para el desarrollo y fabricación de biológicos, principalmente anticuerpos monoclonales biosimilares, en Argentina y España.

Para Cioppi, esta nueva fase con el fin de las patentes “va a producir una reducción de precios porque hay productos de igual eficacia y seguridad”. Se calcula que los biosimilares reducen aproximadamente el 40% los precios de medicamentos, tanto para pacientes en forma directa como para los sistemas de salud.

Con la luz verde dada por Estados Unidos, la Unión Europea y América Latina a los biosimilares, es cada vez más generalizada la tendencia del paso de una situación monopólica hacia una era de mayor opciones de tratamiento.

Un biosimilar es un medicamento biológico equivalente en términos de calidad, eficacia y seguridad al original de referencia: su principio activo es esencialmente la misma sustancia biológica.

Un ejemplo de las grandes posibilidades de los medicamentos biosimilares para la sostenibilidad de los sistemas sanitarios públicos y acceso de la innovación terapéutica son Bevacizumab biosimilar y Rituximab biosimilar, utilizados principalmente en oncología para cáncer de pulmón, cáncer de colon y linfomas.

“Los biosimilares tienen varias olas, la primera surgió hace 30 años. La Unión Europea es pionera en regulación de biosimilares y ya ha aprobado más de 40 biosimilares. Estados Unidos sacó su guía de biosimilares en 2012, como otros países centrales como Japón, Canadá y Australia”, dijo Cioppi. Los países llamados emergentes y en vías de desarrollo en América Latina, Africa y Asia, han seguido estas recomendaciones.

La decisión de la FDA no apenas le dio la luz verde al desarrollo de biosimilares, como coincidieron las administraciones de Barack Obama y la actual de Donald Trump, sino que la la agencia reguladora comenzó a dar a conocer la lista de laboratorios que están obstruyendo  la aparición de biosimilares.

“Esta decisión va a generar un efecto contagio en la región”, adelantó Cioppi, que destacó que más de 10.000 pacientes están siendo beneficiados con la prescripción médica de biosimilares en los sistemas de salud pública y privada de América Latina.

El directivo de mAbxience afirmó que la reducción de los precios de los biosimilares permiten no apenas bajar el precio sino que los gobiernos compren el doble del producto, como reclaman, por ejemplo, asociaciones de lucha contra el cáncer en los países latinoamericanos.