Enrique VIII – El castillo de Chambord
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“Si uno se preocupara por el tamaño de las cosas nunca se comenzaría nada”, Francisco I, el rey francés.
Da vértigo tanta energía, talento y medios que se necesitaron para realizar este maravilloso castillo. Se necesitaron 28 años de trabajo (de 1519 a 1547) para terminarlo. Ni Francisco I, quien lo encargó, ni Leonardo da Vinci, quien lo diseñó, pudieron verlo terminado. En total 1800 obreros, 156 metros de fachada, 426 habitaciones, 77 escaleras, 282 chimeneas, 800 capiteles y todo ese esfuerzo sólo para 72 días efectivos de presencia de Francisco I en el mismo.
Leonardo, después de una vida agitada al servicio de diferentes ricos mecenas, encontró al final de su vida la paz necesaria para su creación. Lamentablemente ya su edad no le permitiría mucho tiempo más. Fue recibido como un “Patre” por Francisco I, vivió en Clos Lucé, dependencia del Castillo de Amboise, donde murió.
El Castillo de Chambord no sólo es el castillo en sí, sino que forma parte de todo un conjunto clasificado monumento nacional de Francia que consta de jardines, bosques de caza, 50 edificios entre ellos caballerizas (hoy restaurantes) puentes, una capilla, una iglesia. La integralidad es propiedad del Estado Francés.
El Castillo de Chambord es una joya del renacimiento francés rodeado por un parque de más de 5000 hectáreas. Las bóvedas del castillo son inmensas todas con el emblema de Francisco I, la salamandra (“Atizo el buen fuego y apago el malo”, como las salamandras)
La piedra utilizada para su construcción es blanca, suave y fiable, las tejas cubren su techo. Fue construido al mismo tiempo que la nueva Basílica de San Pedro en Roma y como forma de afirmarse Francisco I como dirigente de la Iglesia Galicana y el más católico de todos los príncipes de la cristiandad.
Los obreros no trabajaron por salario sino por tarea realizada, por lo que las piedras tienen su marca para ser identificadas y recibir su pago. Muchos constructores pagaron con su vida la construcción pues era un lugar insalubre, ya que se realizó sobre una ciénaga donde reinaba el paludismo.
A pesar de los 12 castillos que construyó y amplió Francisco I, Chambord es sin lugar a dudas el que está más íntimamente relacionado al rey, quien era consciente de que este edificio era su imagen para la posteridad.
Su estilo es único, en la parte baja como una fortaleza del medioevo y encima los cientos de chimeneas y capiteles que recuerdan al gótico.
El mayor punto de atracción de este castillo es su famosa escalera central y que es su columna vertebral. Tiene la peculiaridad de ser realmente 2 escaleras en un solo hueco de escalera, una persona que baje por una y otra que suba por la segunda nunca se encontrarán. Pero la imaginación extraordinaria de Leonardo fue aún más allá. Realmente se había diseñado para tener nada menos que 4 escaleras todas dentro del mismo hueco de escalera con el fin de que 4 personas las tomaran sin nunca encontrarse. Un modelo de este proyecto se puede ver en las dependencias del castillo al lado de maquetas de otros inventos de Leonardo.
A orillas del río Loira, Chambord es la excusa para visitar algunos de los otros muchos castillos de la zona: Blois, Chenonceau, Chaumont, Saumur, Brissanc, Villandry, Cheverny y muchos más.