Columnas

El muro se construye en el país de origen

#Sueños…

Los rusos que siempre buscan las debilidades intrínsecas del poder norteamericano, con el fin de tomar ventaja en su confrontación permanente, que surge en inicios del siglo XX. Lo mismo que los gringos siempre escarbarán en los defectos de los rusos. Ambos grupos de poder tienen la tarea fácil, los métodos de uso del poder, en forma violenta, antidemocrática y conspirativa son iguales en las dos superpotencias.

De allí que una reciente publicación rusa pone el dedo en la llaga. “El mejor muro en la frontera con Estados Unidos «sería tener buenos salarios». https://mundo.sputniknews.com/sociedad/201811241083653014-frontera-mexico-eeuu-caravana-migrante-muro-trabajo/. Ese es el quid de la cuestión. Sí en Guatemala, Honduras, El Salvador o México existieran sociedades organizadas, con identidad nacional fuerte, con espíritu de progreso colectivo, visión estratégica de protección de todas las personas, inversión en salud y educación de calidad, obviamente, no habría emigración masiva y famélica. Lo que generaría Estados fuertes y dinámicos orientados hacia el desarrollo sostenible. La falta de educación, salud y trabajo bien remunerado, la concentración de la tierra en pocas manos ociosas son la fuente de la miseria, el desánimo social y la emigración masiva.

Las caravanas actuales solo vienen a magnificar el problema. No pueden quedarse en México, ya desigual e incoherente; no pueden viajar a Canadá, a menos que les pusieran barcos como transporte, y Trump parece dispuesto a forrarlos de metralla. Así que la solución real, la democratización de Centroamérica (México incluído), es un sueño imposible.

Trump tendría que convertirse en un reformador social para presionar a los gobiernos del cuadrante del norte de Centroamérica, para obligarlos a realizar una reforma agraria que distribuya la tierra en forma amplia para genera división del trabajo, competencia y productividad, que sea la fuente de la mejora de los niveles de vida de toda la población. Sin dejar la tarea de combatir la corrupción y la concentración del poder.

La gran tarea histórica es transformar el capitalismo semifeudal, de los países “más atrasados y empobrecidos” de la región en países capitalistas liberales. Ya he mencionado muchas veces que estos países de capitalismo semifeudal “manejan el mercado en términos semifeudales, con pagos en especie o salarios muy bajos generando poblaciones empobrecidas y analfabetas, tienen la tendencia de manejar una emigración controlada o reprimida. Por un lado, necesitan deshacerse de la población sobrante por la falta de competencia y crecimiento económico, tratando de evitar el conflicto social; por otro son presionados por los terratenientes y grandes empresarios quienes necesitan un sobrante de población que les permita presionar a la población trabajadora para que acepte salarios de miseria.”

La crisis actual del liderazgo gringo en el mundo pone sobre la mesa, una vez más, el tema de la transformación de sociedades semifeudales hacia sociedades liberales (es decir, con democracia y libre mercado).

Y, es que las noticias que muestran la realidad de la región se acumulan en el momento actual. Es interesante que el New York Times señale que uno de los problemas de la debilidad de los Estados de la región es el poder detrás del poder. https://mail.google.com/mail/u/0/?tab=wm#inbox/WhctKJVBFhDNWjLSpgcwKRNncSHDVtcgBRSFJNgQZZNKVvxbpHtkFkDpgsskNGsvDffrhVl.

La corrupción tiene cédula de ciudadanía, en todos los países el lavado de dinero del narco es tan portentoso, es tan inmensamente grande, que para lavar los miles de millones de dólares de los capos del narco se necesita el apoyo de bancos, nacionales e internacionales; políticos, funcionarios, policías, militares, intelectuales, artistas, deportistas consagrados e iglesias.

El lavado es el nuevo capital original. Es el nuevo capital semilla que mueve las sociedades. Desde Washington hasta Buenos Aires.

“Según explica Diego Enrique Osorno, el círculo de protección más importante que ha logrado crear Zambada a su alrededor no solo es político ni policial, sino también social: “El arraigo cultural del narcotráfico es tan grande en amplias comunidades y pueblos de Sinaloa y Durango que el capo es visto más como un protector que como un transgresor de la ley”.” Eso, en todos los países de la región.

El gobierno de Trump se enfrenta a la disyuntiva: En los países en que el desarrollo de la competencia y la democracia son mínimos, la existencia de ejércitos y sistemas policiales de vigilancia y represión engloban el control de la mayoría de las instituciones del gobierno, así como generan una cultura de antagonismo perpetuo entre el gobierno y la población. Apostará Trump a resolver esta contradicción o cerrará los ojos y el problema hará colapsar a todos. Ya viene el 2019.

TEXTO PARA COLUMNISTA

Cristobal Pérez-Jerez

Economista, con maestría en política económica y relaciones internacionales. Académico de la Universidad Nacional de Costa Rica. Analista de problemas estratégicos, con una visión liberal democrática.

Avatar de Cristobal Pérez-Jerez