Inversión extranjera directa -IED- y turismo regional
#CrisolLiterario
Los motores del crecimiento revitalizan el turismo regional vinculándolo con el desarrollo social, -CEPAL- 2018.
La economía de la región se está recuperando de años de recesión y se espera que en 2018 crezca un 2,2%; los precios del petróleo y los metales han recuperado en los últimos dos años buena parte de lo que perdieron. No obstante, la recesión de 2015 y 2016 todavía pesa sobre las cuentas de muchas empresas, y la inestabilidad política en muchos países puede retraer las inversiones a corto plazo, por lo que se espera un nivel de entradas de IED en 2018 similar al registrado en 2017 que alcanzó una cifra record de US$ 12,082.4 millones, equivalente a una variación anual de 9.8% anual con respecto a 2016. Con un margen de cierre entre 2018 y 2017 de ±2% (CEPAL-2018). Las inversiones locales, gracias al impulso de los Objetivos de Desarrollo Sostenible -ODS-, están situando los recursos en aquellos sectores cuyas ventajas comparativas expresan favorable costo de oportunidad entre industrias; pero también, entre países.
El turismo en Mesoamérica y el Caribe es una de esas ventajas comparativas respecto de otros bloques regionales que no cuentan con la misma naturaleza de paisaje escénico (sistema coralino de excepcional riqueza natural y largas costas marítimas con cayos e islas tropicales; y, arquitectura maya-tolteca continentalmente) que otras regiones añoran tener. El contenido es, desarrollar la industria turística dando valor agregado a una marca país convirtiendo aquella ventaja comparativa natural en una ventaja competitiva industrial. Y con ello, cautivar mayor número de turistas en la región con ecoturismo sistémico, para atraer Inversión Extranjera Directa, IED.
Los países del paralelo norte-norte «según fuentes consultadas» están viendo con expectativa turística a Mesoamérica por el esfuerzo de Integración Regional Centroamericana inspirada en los años sesenta uniéndose al megaproyecto del sureste mexicano: El Tren Maya del Sur, prometido por el actual presidente mexicano -AMLO- que desde Oaxaca pasando por varios ramales llegará a Quintana Roo. Estos grandes perfiles de proyecto, de ser bien aprovechados, reproducirán el turismo en la subregión multiplicando las divisas en niveles insospechados e inesperados, generando fuente de trabajo a lo largo del Corredor de la Riviera Turística Maya. Y, con ello, mejorar la Inversión Extranjera Directa -IED- en el istmo centroamericano.
El turismo en Guatemala germinará y prosperará si se mejora la seguridad, las capacidades artísticas-artesanales, la infraestructura; y si de las remesas, se hace un uso productivo de ellas. Fortalezcamos el turismo ecológico «ordenado y sistemático» a gran escala aprovechando la coyuntura regional México-Belice y el Caribe. El pasado año 2017, México fue visitado por alrededor de 39.6 millones de turistas en grado creciente, esto debido a que la política exterior y el turismo nacional están altamente correlacionados. Pero, además, en cada sexenio de gobierno se impulsa y se concretiza un nuevo proyecto turístico; lo cual, hace atractivo visitar y permanecer turísticamente varios días en los Estados Unidos Mexicanos acrecentando el comercio local. Y con ello, las divisas administradas por el Banco Central de aquella hermana república mexicana.
Una propuesta formidable de país sería retomar el Plan Maestro de Turismo Guatemala e implementarlo tomando en consideración el desarrollo empresarial local a lo largo del corredor de la Riviera Maya Guatemalteca en conexión con senderos ecológicos que integren un clúster industria–artesanal promoviendo integralmente el Desarrollo Económico Local -DEL-. Proyectos turísticos aislados no resuelven el problema del desarrollo local. Además, el costo de oportunidad en términos de recursos financieros y de trabajo horas-hombre es muy alto, resultando innecesario e infértil en algunos casos. Como dicen en otras latitudes hispánicas: horas-hombre Infecundas. La apuesta por el Tren Maya del Sur-sureste de México, los cayos de Belice y los arrecifes del Caribe dejan ver una ventana de oportunidad para organizarnos estructuralmente en materia de turismo, reconstruyendo la marca país “Eterna Primavera” o revitalizando una nueva imagen turística que permita trascender de los actuales 2.2 millones de turistas/año. Si multiplicamos esta cifra por un factor local (nacional y centroamericano); quedarían aproximadamente de 900 mil a 1 millón de turistas extranjeros/año. Superar este margen es el desafío turístico a futuro 2019-2030, en Guatemala. Continuará.