Reconocer socialmente el trabajo del hogar
#DescubrirLasRaíces
Es tema que permanece de actualidad. Publicaban recientemente (aceprensa, 3 diciembre 2018).
Actualmente muchas mujeres quieren seguir siendo madres sin renunciar a desarrollarse profesionalmente. Ellas ven una cierta evolución en la sociedad, en el mundo empresarial y en los roles familiares; las leyes prohíben la discriminación y protegen a mujeres que dan a luz. Pero, ¿cuál es la situación real?
Es decir, ser madre y trabajar. Las mujeres no quieren renunciar a dedicarse a sus hijos, aunque trabajen.
Una población ya clásica dw Salary.com, una firma de Massachusetts especializada en analizar sueldos de trabajadores considera que el ama de casa corriente realiza 10 trabajos al mismo tiempo: ama de casa, cocinera, maestra, operadora de lavadoras, conductora, portera, encargada de mantenimiento, operadora de informática, presidenta ejecutiva y psicóloga. Y calcula que esto supondría si se les pagara a precio de mercado, un salario de US$134 mil mensuales. La madre de familia típica dedica unas 92 horas semanales a estos trabajos: de ellas, 52 horas extra. Salary.com elaboró su trabajo de respuestas online de 26 mil madres amas de casa y otras 14 mil que también tienen un empleo fuera. Sobre esta base, alguien calculaba que una madre guatemalteca, dedicada totalmente al cuidado de su familia y con buenos resultados en cuanto a la educación, nutrición y transmisión de valores a sus hijos, debería merecer un reconocimiento económico de al menos 30 mil quetzales mensuales.
Nuestra sociedad tiene que reconocer que el papel de las amas de casa no es algo que afecta exclusivamente a su familia, sino que hacen un servicio al bienestar común. Para ser justos, los gobernantes y los políticos tienen que asumir seriamente el tema e incluirlo en sus programas, ayudando a la familia no con bellas palabras o parches electorales, sino de una manera concreta, eficaz. Sólo, por decir algo, cuántas guarderías, comedores escolares, residencias de ancianos, hospitales para las enfermedades más simples habría que crear si no fuera por estas mujeres que con su día a día logran que el pulso socioeconómico del país no se paralice. Es necesario instaurar una política que considere a los hijos como «fiscalmente deducibles», que el tener hijos -y sus gastos- se plantee más como una inversión que como un gasto, también fiscalmente hablando.
El siglo pasado fue testigo de un gran avance social de las mujeres. Pero hay aún algo pendiente: que las madres de familia puedan dar suficiente tiempo y atención a los hijos sin ser penalizadas en el trabajo y, particularmente, en la esfera social. Ser ama de casa, sea a tiempo completo o lo comparta con otro trabajo, es una profesión de la que ellas deben estar orgullosas y que la entera sociedad y las empresas deben apoyar con políticas justas e inteligentes.
Sintetizando, podríamos decir que nuestras leyes –laborales y fiscales- deben plantearse desde una perspectiva familiar y no sólo individual: sólo así serán coherentes con el gran aporte a la sociedad que hacen las amas de casa. Esta concepción política deben mostrarla claramente nuestros políticos.