La crisis en el sistema político
#GuatemalaAlRescate
La llegada de la democracia como sistema político en Guatemala implicó un proceso de transición y de transformación paulatina de los partidos políticos a partir del año 1985 a la fecha, los partidos que dominaron el periodo de inicio de la transición democrática desaparecieron, hoy con nuevos procesos políticos y modelos de funcionamiento partidista el futuro de los partidos políticos es incierto y poco alentador.
Tanto los investigadores sociales, como los ciudadanos están de acuerdo con que los partidos políticos, en su mayoría, enfrentan graves problemas de desempeño y legitimidad, es una realidad innegable que se vive una época caracterizada por una profunda crisis de credibilidad, de confianza y de creciente descontento hacia los partidos políticos y de manera, gradual y constante, se han venido deteriorando y debilitado las relaciones partidistas con los ciudadanos, lo que a su vez ha provocado un mayor ausentismo en los eventos electorales y ha dado paso al surgimiento de un número elevado de partidos pequeños y organizaciones sociales que, en algunos casos, cuentan con apoyo ciudadano, esto sin lugar a dudas evidencia el declive de los partidos, especialmente como agentes de representación y de mediación entre la sociedad y el Estado.
Esta crisis del sistema político no está aconteciendo únicamente en nuestro país, está ocurriendo en muchos países del mundo y alcanza tanto a los partidos fuertemente institucionalizados como a los pequeños o poco estructurados y está obligando a que los partidos se reinventen y trasciendan más allá de su rol vinculado con exclusividad a los procesos electorales o que, finalmente, desaparezcan.
Los investigadores sociales y analistas que realizan estudios sobre el rol y desempeño de los partidos coinciden en que se ha generado una gran incertidumbre, lo que deja muchas dudas para el futuro si será factible que los partidos políticos logren los cambios estructurales necesarios para adaptarse a los cambios del mundo o si por el contrario son síntomas de un debilitamiento irreversible, en cualquier caso, el papel que han jugado los partidos políticos en el pasado parece que ya es parte del pasado mismo.
Las democracias exigen que los partidos políticos cumplan con nuevas funciones entre las que incluyen la organización, la integración y la movilización de la ciudadanía, la articulación e incorporación de intereses comunes a los ciudadanos, la formulación de políticas públicas que beneficien al pueblo, el reclutamiento de líderes honestos y honrados, así como la organización del congreso y el gobierno central, como en otras democracias, por cierto, muy recientes, en Guatemala, existe una gran incertidumbre acerca de la capacidad de los partidos ya en gobierno para desempeñar esta nuevas funciones que se les exigen.
La realidad desafortunadamente nos indica que, en Guatemala, los partidos políticos se han venido debilitando organizativamente y en su mayoría no cuentan con una identidad ideológica y programática, o ésta es muy débil, a esto hay que agregarle la escasa credibilidad que se les concede por parte de los ciudadanos, pero igualmente es cierto que en las democracias contemporáneas la participación de los partidos políticos se reduce a la búsqueda de votos en los procesos electorales, sin lugar a dudas la prioridad más importante partidista, sin entender los nuevos tiempos políticos. De allí la importancia de reinventarse. (Diamond y Gunther, 2001, (Bartolini y Mair, 2001.