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2019, lecciones de pesimismo a optimismo

#Sueños…

En las primeras décadas del siglo XXI los humanos nos volvimos pesimistas. Estamos consciente de que todo lo que empieza tiene que terminar. “Todo lo que nace merece morir”. La humanidad está consciente de que está aumentando a pasos acelerados en tamaño de población, dominio tecnológico, aumento de la productividad, capacidad de hacer sufrir y esclavizar al resto de especies y destruir el planeta. Y, como egoístas que somos no nos interesa la suerte del resto de animales y plantas, ni la vida en el planeta. Nos preocupa la desaparición de la cultura humanística.

En esta semana, el final de un año, y la espera de la siguiente vuelta al Sol, nos trae no hermosas apologías del futuro, sino la muestra del riesgo de lo que se avecina. Uno que nos sorprende más es Bloomberg, uno de los gigantes de las finanzas mundiales. Propone su “Guía del pesimista del 2019” (https://www.bloomberg.com/graphics/pessimists-guide-to-2019/). En medio de la penumbra vamos a comentar algunos de los eventos que amenazan el futuro del planeta y la creación.

Este es el siglo de Dante: “Por mí se llega a la ciudad del llanto, / por mí a los reinos de la eterna pena/ y a los que sufren inmortal quebranto/… y como no hay en mí fin ni mudanza, / nada fue antes que yo sino lo eterno…/ ¡Renunciad para siempre a la esperanza!” (Divina comedia).

Según Bloomberg que amenazas trágicas podemos esperar los centroamericanos para el 2019, además de nuestros eternos problemas.

Primero, el fenómeno del niño, el calentamiento del pacífico oriental ecuatorial, que generará enormes masas de calor sobre el istmo, provocando sequías, falta de agua, destrucción de la producción agrícola y tormentas y lluvias arrasadoras.

Segundo, el pronóstico es que la interrupción en los patrones climáticos del niño va a desencadenar inundaciones y sequías, provocando incendios forestales, desplazando personas, creando escasez de alimentos y variaciones negativas en los mercados de energía y productos básicos.

Tercero, los grandes conflictos económico-militares asedian a la humanidad y podrían llevar al holocausto. Lo principal, el inicio de un conflicto Ucrania-Rusia. Generaría la movilización de la OTAN y Estados Unidos, hasta el uso de armas nucleares. La devastación de oriente medio, en donde el conflicto luce eterno y los conflictos por los mares de China y Japón.

Cuarto, el conflicto entre Ucrania y Rusia no es solamente por territorios, sino por el control de las principales vías para el comercio de granos alimenticios de Rusia y Ucrania hacia el resto del mundo, que de paralizarse generarían un desastre global. Turquía parece alejarse de occidente y acercarse a Rusia y China.

Quinto, Occidente disfruta de poner barreras comerciales y sanciones económicas a Rusia. El gazapo es que en el 2019 Rusia imponga una prohibición de venderle alimentos a occidente. Que con el cierre del estrecho entre el Rar de Mármara y el Mar Negro, se afectarían el comercio de alimentos y combustibles entre Asia, Medio Oriente y el resto del mundo. Como la culpa de todo la tiene Putin, algunos argumentan que Putin acumula fuerzas militares en Donbas para provocar a la OTAN y Ucrania y detener el comercio en esa zona.

Sexto, el exceso de población en Asia, África y Medio Oriente, ante las amenazas militares, las guerras civiles eternas y sin sentido, y el fenómeno del cambio climático tenderán a multiplicar por millones las emigraciones hacia la tierra prometida: las democracias europeas, que se verán lanzadas hacia el auge del fascismo y la extrema derecha. Hitler ha vuelto, su libro se lee más que nunca.

Séptimo, El concepto de globalización parecía señalar el fin del Estado nación, y generar el nuevo concepto de convivencia mundial. Los procesos de integración regional en grandes espacios humanos parecían el fin de los conflictos y una era de paz. Pero, todo se derrumbó. El TLC del norte –México, Canadá, Estados Unidos-, está en alitas de cucaracha, y el Brexit y los déficits fiscales inmanejables de los países cristianos –España, Portugal, Italia, Grecia-, parecen el final de la Unión Europea.

En fin, tenemos que preparar a la región centroamericana para un año complicado, o tal vez como se decía en una casaca de cuates después del brete, al final de año, en medio de varias birras, uno de los presentes comentó:

-Según los pesimistas, en cada nuevo año es el inicio del fin del mundo, mientras que los optimistas creen que alcanzarán la lista de sus diez promesas del año.

Un segundo comentarista le señaló:

-No te aflijas, los pesimistas son optimistas mejor informados.

TEXTO PARA COLUMNISTA

Cristobal Pérez-Jerez

Economista, con maestría en política económica y relaciones internacionales. Académico de la Universidad Nacional de Costa Rica. Analista de problemas estratégicos, con una visión liberal democrática.

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