Repensar Guatemala sobre una base de futuro y no solo del presente.
Lugar Hermenéutico
Si bien es cierto cada crisis representa una oportunidad, si estas no se potencian para utilizar el agua del vaso que aun este medio lleno, nos quedaremos sin el agua y de apoco sin el mismo vaso. En el caso de nuestro país la permanente conflictividad y tensión entre los diversos sectores se va convirtiendo en una constante que, de continuar en esta inercia, es difícil predecir su desenlace.
Luego de crisis, tras crisis, no hay sistema que aguante, más que una cuestión coyuntural vemos que esta es la marca país que nos identifica en el concierto internacional. Hoy de nueva cuenta, todos los reflectores están puestos en el pulso CICIG, se ven sendos pronunciamientos de cámaras gremiales y personas en particular a favor y en contra de las partes directamente en conflicto, algunas de estas por cierto fuera de todo sentido de realidad y sensatez, otras basadas en un sentido de país, pero una buena parte guiados por intereses muy particulares.
Sin embargo, debemos abstraernos unos instantes de este momento y ver para atrás, para adelante y a nuestros costados, el mundo sigue girando mientras nosotros nos hemos detenido en un puntual debate, quizá sin pensar en los costes asociados, principalmente el costo de oportunidad para nosotros y las generaciones que vienen atrás.
Según Albert Eisten, “Donde Hay voluntad, hay camino”, por lo cual, fuera de este debate mi exhortativa es para los diferentes liderazgos que aún hay en las diversas capas sociales del país, en procurar realizar algunos ejercicios prospectivos de los impactos económicos y sociales que podrán devenirse en algunas semanas, la creciente incertidumbre que esto acarrea en los mercados internacionales para atraer y mantener inversiones de calidad tan necesarias en el país. En función de estos escenarios orientar una salida legítima para poner punto a esta coyuntura, seguro no será un punto final, pero al menos abrirá una pausa para pensar y repensar el país sobre una base de futuro y no solo de presentes.
Si estos ejercicios se hubieran realizado hace 60, 40 o 30 años, probablemente se hubiera podido evitar el conflicto armado interno y con ello la muerte de millares de guatemaltecos, o al menos la finalización temprana del mismo, quizá se hubieran podido detener las migraciones masivas de connacionales que han partido familias y comunidades enteras, o al menos quizá pudiéramos evitar tener los peores indicadores de desarrollo humano en la región que hoy solo son superados por Haití.
Debemos aceptar que tenemos un Estado desbordado, con falencias por todos lados, donde hace algunas décadas laboratorios internacionales hicieron experimentos químicos en connacionales y nos han intervenido hasta en el Futbol. Con la dignidad que nos quede, humildemente situarnos en el lugar que ocupamos en el globo y tener sentido de realidad de los distintos niveles de interdependencia que tenemos.
Como en otras ocasiones las cartas están sobre la mesa, toca la adecuada interpretación del ahora pero antes de decidir, razonar las consecuencias del mañana y del pasado mañana.
