Columnas

Renacimiento de Guatemala

Sueños…

En una de las noches de insomnio, cuando la oscuridad completa te llena de temor y dudas del futuro, presentí que dos eminentes espíritus conversaban al lado del escritorio de trabajo. Olmedo España y Edgar Allan Poe. El eminente escritor de lo fantástico decía: -“No quisiera, aunque me fuese posible, registrar la crónica de últimos años de inexpresable desdicha e imperdonable crimen´” de la confrontación guatemalteca. “Esa época —estos años recientes— han llegado bruscamente al colmo de la depravación. Por lo regular, los hombres van cayendo gradualmente en la bajeza. En mi caso, la virtud se desprendió bruscamente de mí como si fuera un manto. De una perversidad relativamente trivial, pasé con pasos de gigante a enormidades más grandes.” La tortura, el plan de asesinato de contrarios y supuestos camaradas me angustia. Creo que un país en estas condiciones no tiene futuro. “Me gustaría que creyeran que, en cierta medida, fui esclavo de circunstancias que excedían el dominio humano.” Más mesurado, el filósofo España lo comprendía: -“Siempre hay una esperanza, mientras exista un grupo de seres amantes de la sociedad, de vivir en común y seguir adelante, es posible el reencuentro y la construcción de una nueva etapa más llena de esperanza y de fraternidad. Siempre será posible el renacimiento de cualquier institución o país, siempre que existan seres llenos de paz, trabajo, creatividad y respeto a la naturaleza y la vida”.

A lo lejos seguía escuchando su debate, llenos de ideas optimistas, evaluaciones de la realidad y contradicciones.

Todas las sociedades cambian. Todos los fenómenos sociales tienen la tendencia histórica a mejorar sus relaciones sociales de producción, convivencia y cultura. Guatemala se acerca al inicio de su tercer siglo de historia. El balance de la situación es negativo. Al observar los principales factores que explican el desarrollo, los resultados para Guatemala no son positivos, si se comparan con el resto de países de la región.

¿Qué pasó en la historia? Durante la colonia Guatemala fue uno de los centros académicos y políticos de la región, parecía que aquel valle de la Ermita sería el centro de una próspera nación, llena de inclusión de razas, culturas, idiomas y conocimiento. Con la destrucción del imperio por parte de Bonaparte, el vacío político en todo el planeta dominado por los españoles, generó una intensa lucha de criollos y mestizos que buscaron hacerse cargo de la propiedad y la herencia del fenecido imperio español. Estas luchas dejaron una larga cauda de oscuridad histórica y falsos próceres de la independencia. Y la necesidad en la construcción nuevos países y Estados en el nuevo continente. La dirigencia de Guatemala mostró gran inmadurez y no supo construir un discurso de unión nacional. Se le separaron Chiapas, Tabasco, Yucatán y Soconusco, al igual que Comayagua, Sonsonante y León. Del territorio inicial de Guatemala, queda hoy apenas la quinta parte, y aún no toca fondo. Es más, algunos aún recuerdan que un Estado que no pudo nacer fue el Estado de los Altos.

El fracaso del Estado fallido de Guatemala es el resultado de aquella falta de visión de los mal llamados próceres. El resultado es claro, al llegar a 200 años de historia, aquí no hay nada que celebrar.

Sin embargo, hay esperanzas. Conscientes de que estamos ante un cambio de época, nos aferramos a la idea un proyecto de unidad nacional puede contribuir a retomar el rumbo del desarrollo para la nación guatemalteca. No se puede continuar con el actual sistema político de vivir el día a día, de vivir de la tendencia. Los poderes del Estado no pueden seguir siendo solamente una renta para grupos corporativos, no se puede continuar con un Estado y un mercado ineficientes y poco competitivos. La parálisis del país en torno al tema de la CICIG es un síntoma claro de que tenemos que enmendar el rumbo.

La gente común y corriente le hace un llamado patriótico a los diferentes grupos sociales, poderes del Estado, cámaras empresariales, sectores religiosos a unirnos en la construcción de un proyecto de unidad nacional, un proyecto de reconstrucción de la República. El proyecto tiene un gran objetivo: construir una sociedad que genere bienestar para todos los ciudadanos, un proyecto que genere eficiencia y productividad en sectores públicos y privados, que sea inclusivo, que sea generoso, que se solidario, que ningún sector quede excluido, ya es tiempo de dejar atrás la guerra fría. La izquierda y la derecha son conceptos obsoletos y rebasados por la historia.

Queremos llamar la atención a todos los agentes sociales, económicos y políticos del país, sobre los grandes problemas que obstruyen el desarrollo nacional. Ya no queda tiempo, la humanidad enfrentar graves problemas que traerán enormes retos a todas las naciones del mundo. Es el momento en que Guatemala realice una gran reforma social y económica que nos permita avanzar hacia ser uno de los primeros países desarrollados de América latina.

TEXTO PARA COLUMNISTA

Cristobal Pérez-Jerez

Economista, con maestría en política económica y relaciones internacionales. Académico de la Universidad Nacional de Costa Rica. Analista de problemas estratégicos, con una visión liberal democrática.

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