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Un pequeño muy grande

Editado Para La Historia

Dicen que la Torre Eiffel mide 300 metros, que el Kremlin de Moscú cuenta con 28 hectáreas, que la CN Tower de Toronto tiene 553 metros de altura y que el Morro de los Tres Reyes Magos de La Habana alcanza los 30 metros de altura. Todos estos son símbolos de sus respectivas ciudades pero no se necesita ser grande ni alto para poder competir con los más importantes. Bastan 61 centímetros de bronce para alcanzar fama y reconocimiento mundial. Estamos hablando del Manneken Pis, pequeñín que hace pipi, situado en la encrucijada de la Rue de l’Etuve y la Rue de Chaîne, en el viejo Bruselas, a tan solo dos pequeñas cuadras de la también muy famosa Plaza Central. Ya a finales del siglo XIV, en el lugar donde actualmente se encuentra el personaje que nos ocupa, había una fuente que alimentaba con agua clara a los habitantes de la ciudad. En el año 1452 ya aparece un texto en la que se le nombra por su nombre actual, Manneken Pis que, en idioma flamenco, significa “pequeño hombre que orina”. Para 1619 la ciudad le encargó a un gran escultor de Bruselas de la época la estatua tal y como la conocemos. Sin embargo, a pesar de todos estos datos tan precisos, su origen es desconocido.

Existen cuatro leyendas.

Una de ellas dice que para 1142 al pequeño Duque Godofredo III se le rebelaron sus vasallos, quienes se enfrentaron a las tropas leales al bebé Duque. Para darle aliento a los leales al pequeño Duque subieron su cuna a un roble (por eso la Rue de Chaîne – en español Calle del Roble) y desde allí el niño, con gran desenfado, satisfizo su natural necesidad. Este gesto devolvió aliento a las tropas leales al pequeño que ganaron la pantalla y, en conmemoración de ello, crearon la fuente. Otra de las leyendas dice que de alguna forma el niño con su pis habría apagado la mecha de una bomba en otro momento en que los enemigos invadieron Bruselas. La tercera nos dice que el niño venía a orinar a la puerta de la casa de una bruja, ella, ofendida, lo convirtió en estatua pero acto seguido un santo hombre cambió la estatua en cuestión por el niño para que no sufriera tan cruel castigo. Hoy en día es la cuarta leyenda la que parece más real y nos habla de un rico mercader de Bruselas cuyo hijo se escapó de la casa y se perdió. Fue encontrado a los pocos días en este mismo lugar en el menester en que lo vemos hoy representado, en esa misma desvergonzada posición. Su padre, en agradecimiento, mandó a crear la fuente.

Cualquiera que sea el origen real de esta estatua lo cierto es que ha sido tema de controversia y de muchos robos. Durante el bombardeo de Bruselas por las tropas de Luis XIV por el dominio de lo que a la sazón eran los Países Bajos españoles (no olvidemos que Carlos I de España y V de Alemania había nacido en tierras flamencas) fue escondido como reliquia nacional para que no sufriera ningún daño.

Uno de sus robos más sonados fue perpetrado por los soldados de Luis XV de Francia quien, para lavar el agravio, condecoró al pequeño con la orden de la Cruz de San Luis, máxima condecoración que otorgaba el reino de Francia.

De los muy numerosos personajes que ha recibido Bruselas el pequeñín ha recibido regalos para vestir su descarada desnudez. Con frecuencia se le viste aunque la mayor parte del tiempo está desnudito. En el Museo de la Ciudad de Bruselas podemos ver su guardarropa que en la actualidad cuenta con 932 trajes. Uno de ellos fue incluso regalado por Napoleón Bonaparte. Como forma de protesta, de 1940 a 1944, años que duró la ocupación alemana a Bélgica durante la Segunda Guerra Mundial, nunca fue vestido el Manneken Pis.

Existen copias del Manneken Pis en diferentes lugares del mundo: en las ciudades de Grammont y Coxyde en Bélgica. En Japón las hay en Tokyo, Osaka y Kobe, en España en Llança, en la provincia de Gerona; en Colmar, Francia y también en Zurama en Ecuador. Existen otras dos en el antiguo Congo Belga.

En Bruselas hay una orden de amigos del Manneken Pis que cuenta con más de 150 miembros y que tiene por objetivo estimular el desarrollo cultural, comercial, filantrópico y turístico de Bélgica en particular y, más precisamente, preservar las tradiciones relacionadas con la estatua.

Bruselas tiene otras dos estatuas que representan a personajes orinando. La Jeanneke Pis que representa a una niña agachada en el mismo acto que el Manneken Pis. Ella también tiene su guardarropa pero no disfruta de la misma notoriedad que su par masculino. El tercer personaje es el Zinneke Pis que es un perro orinando un pequeño poste de piedra.

Junto con el Manneken Pis, la Gran Plaza y el Atomium, que data de la exposición internacional de Bruselas de 1957, el Manneken Pis es uno de los símbolos de esta pujante ciudad, sede de grandes instituciones internacionales como la Comunidad Europa, el Consejo de Europa, el Parlamento Europeo y de la OTAN.

Franck Antonio Fernández Estrada

traductor, intérprete, filólogo (altus@sureste.com)