¿Condenados a la pobreza?
Pensamiento Crítico
La administración del erario público siempre ha sido un problema para Guatemala. Las prioridades no están claras y cada cuatro años, con la llegada del nuevo gobierno, la estrategia de gasto se replantea. La ineficiencia en la forma que se realiza el gasto resulta en pérdidas millonarias que podrían ser invertidas en servicios básicos y garantía de derechos mínimos.
Un estudio del año pasado del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) mostró que existen tres ineficiencias técnicas que resultan en la ineficiencia del gasto, malgastos por transferencias focalizadas, compras públicas y remuneración de empleados. Para el caso de Guatemala, la suma de estos malgastos representa el 2.7 % del Producto Interno Bruto del país.
Las transferencias de ingresos a la población más pobre han servido únicamente para atenuar el problema estructural. Pero no siguen una política pública de inversión a mediano o largo plazo. Este tipo de transferencias tienden a ser cortoplacistas, ni resultan siendo estrategias efectivas para reducir la pobreza. Si bien existen razones justificables para que este tipo de gasto se utilice, no pasarán de atenuar y maquillar las causas que provocan este fenómeno. Sin políticas públicas que sugieran a la inversión social en servicios públicos básicos, podremos pasar décadas sin que esto refleje cambios significativos.
Los malgastos en compras públicas son producto de adquisiciones innecesarias. Las instituciones públicas no priorizan ni planifican sus adquisiciones en general. Las compras de pequeña escala resultan demasiado discrecionales y no responden a necesidades prioritarias de las instituciones. Mientras que las compras públicas de gran envergadura, que en gran medida están relacionas a la infraestructura, han sido cuestionadas, incluso han llegado a escándalos de corrupción que han sido procesados. Obteniendo, ya, sentencias condenatorias en algunos casos. Las malas prácticas en las contrataciones públicas resultan en sobreprecios e ineficiencias, en general.
Una radiografía similar se obtiene de las contrataciones de personal en el sector público, en la cual el informe del BID encuentra la mayor parte del malgasto. Esta práctica tiene muchas variables entre las cuales se pueden identificar beneficios innecesarias producto de los pactos colectivos, contrataciones a corto plazo sin continuidad y las denominadas plazas fantasmas.
No solo se está perdiendo una enorme cantidad de dinero en ineficiencia, sino que el presupuesto de ingresos y egresos del Estado refleja niveles de inversión bajos y una mediana tasa de endeudamiento. El 18.13 % del presupuesto para este año se financia con endeudamiento, mientras que únicamente el 19.41 % está destinado a inversión. Por otra parte un 15.29 % del mismo está destinado para el pago de deuda anteriormente contraída. Sumado a ello la falta de cumplimiento de metas de recaudación limita que esa parte de inversión en efecto sea ejecutada, pues los gastos de funcionamiento deben ser cubiertos.
Con la campaña política a diez días de iniciar es importante recordarle a los candidatos presentar propuestas dirigidas a la reducción de la pobreza con estrategias eficientes. Se necesitan mejorar las condiciones de vida de la población, para ello la inversión en infraestructura, social y mejorar las condiciones para atraer la inversión privada.
Otros cuatro años de inestabilidad y falta de rumbo en el país pueden significar que condenemos a millones de guatemaltecos a continuar en condición de pobreza por décadas.
