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Una reforma mínima

Guatemala Al Rescate

La corrupción y la impunidad son dos siniestros elementos que existen amalgamados y debilitan la democracia, la corrupción  que se ha enraizado en nuestro país, es responsable del desencanto que una mayoría de la población  tiene  del sistema democrático, es un elemento que crece exageradamente en los países en donde impera la impunidad, y lo importante de resaltar es que, tanto la corrupción  como la impunidad, comparten una existencia en común; cuando la impunidad se incrementa, la corrupción se engrandece, y cuando la corrupción se engrandece, la impunidad se incrementa, sin embargo cuando la corrupción o la impunidad son combatidas legalmente, estas se debilitan  o desaparecen y como consecuencia se fortalece el Estado y sus instituciones.

¿Cómo, entonces, proceder a combatir la corrupción y la impunidad? Fortaleciendo el sistema del cual la corrupción y la impunidad sacan provecho, el sistema de justicia; fortaleciendo sus órganos contralores, el Ministerio Público y la Contraloría General de Cuentas de la Nación, promoviendo y propiciando la recta actuación de los ciudadanos, así como su participación en la resolución de la problemática del país, lo cual derivará y generará a su vez un control que exigirá transparencia y el cumplimiento de la ley.  Cuando se castigan los delitos, la impunidad y la corrupción se debilitan o desaparecen, dándole a la ciudadanía la confianza y la certeza de que las leyes se respetan y se cumplen, legitimándose y fortaleciéndose el Estado. De allí la importancia que, en el corto plazo, podamos hacer reformas que beneficien al país, y que nos sirvan para mejorar la transparencia en el Estado.

La reforma a la Oficina del Servicio Civil es imperativa,  empezando por aprobar una nueva ley que sea moderna y ajustada a la realidad actual, esta reforma al servicio civil debe permitir que se pueda manejar la información de todos los trabajadores del Estado en su oficina, con el objetivo de mantener un control de su actuación en los diferentes puestos de gobierno, para eso es necesario realizar un censo que determine el número de empleados en el ejecutivo, sus funciones, su salario y, ya con esta información, poder realizar los traslados intra-dependencias con el objetivo hacer el gobierno más eficiente y de contratar menos personal, y, de esta forma, evitar que aquellos trabajadores que han cometido actos de corrupción vuelvan a trabajar en el Estado.

Y, por último la Contraloría General de Cuentas de la Nación, que debe  sufrir una reforma sustancial para fiscalizar los recursos del Estado a todo nivel, aquí es importante tomar como ejemplo el salto al desarrollo que han logrado conseguir en tan poco tiempo los llamados  7 tigres de Asia, quienes empezaron creando y aplicando una doctrina de Estado fundamentada en el control y la rendición de cuentas, en países como Taiwán, Corea y Singapur el control y rendición de cuentas es un cuarto poder del Estado, toda una institución de control independiente  que funciona  tanto para lo público como para lo privado y puede ser comparada con el Tribunal de Cuentas Europeo o el Government Accountability Office de los Estados Unidos. En otras palabras, es un órgano contralor independiente, del más alto nivel de control de cuentas de la nación, con un alto grado de tecnificación y profesionalización, y sobre todo capaz de fiscalizar permanentemente a los funcionarios en todas instituciones.

La corrupción no es un problema solamente de principios y valores, cuando las arcas se abren sin control, se genera una corrupción generalizada. Por lo que debe existir un órgano de control lo suficientemente fuerte que sea capaz de fiscalizar, investigar y denunciar penalmente a los depredadores del Estado. “La corrupción es el resultado de la debilidad del Estado y sus instituciones, del abuso que se hace del ejercicio de la política, de la poca participación de los ciudadanos lo que permite que se desarrolle la impunidad”.

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