Autismo emocional
Emunah
Aunque es difícil dar una única definición para el autismo, de manera general, se caracteriza por la alteración de la capacidad del individuo de comunicarse y entablar relaciones sociales. Esto no quiere decir que no sean inteligentes, sino que viven una vida interior tan intrínseca que les limita a conectarse emocionalmente con los demás y con la realidad exterior por lo que prácticamente se encuentran inmersos en su propio mundo.
Desde esta perspectiva, el autismo no es singular de alguien que tiene un desbalance cerebral, un trastorno neurobiológico, sino también puede ser emocional. Hay muchos que empiezan a vivir con la filosofía que “Nadie es más importante que yo“ y eso poco a poco genera una mente egoísta, sin tener en cuenta a los demás, hasta que un día se vuelven autistas emocionales, aferrados a su forma única de ser, pensar y actuar; sumergidos en su propio mundo.
En el ámbito espiritual, puede pasar algo similar, cuando empezamos a creer que Dios tan sólo existe para cumplir nuestras demandas, entramos en un estado que nos impide conectarnos con Él. La Biblia nos enseña que Dios nos ama, y aunque no es malo anhelar sus bendiciones y amarnos a nosotros mismos, lo que realmente nos hace felices es amar a Dios por encima de todo y centrarnos en hacer el bien a los demás, lo cual resume la ley de Dios.
Cada nuevo día nos ofrece numerosas oportunidades de hacer el bien y poner en practica las enseñanzas de Dios; sin embargo, muchos hacen lo contrario con sus acciones. Prefieren ser ellos mismos, cerrar sus oídos a los principios bíblicos, para consentir todos sus caprichos, convencidos de que tienen derecho a todo; y cualquier muestra de desaprobación, activa un temperamento explosivo. Nos olvidamos que Dios nos dice que “hay mas dicha en dar que en recibir”.
Jesucristo dijo “El que se aferre a su propia vida, la perderá.” Lo que quiere decirnos es que lo importante no es siempre querer ganar algo, ya que la verdadera vida esta en el servicio, pensar en nuestros semejantes sin pedir nada a cambio. ¿Que es lo que nos impide ser generosos? ¿Qué es lo que nos impulsa a siempre querer sacar ventaja? La misma naturaleza egoísta del ser humano, una respuesta instintiva de querer ser autónomo y autosuficiente, poniendo nuestros propios intereses antes que el resto.
Eso está en la cultura, el querer ser el autor de nuestro propio destino, buscar nuestra propia satisfacción, y esperar un beneficio cuando aportamos algo. Por eso las enseñanzas bíblicas nos ocasionan conflicto, porque nos propone desafiar el egoísmo, individualismo, y revanchismo para ofrecer generosidad, amor, humildad, fe, perdón y espíritu de servicio. Nos exhorta a poner las necesidades de los demás antes que las nuestras.
Dios siempre nos ha mostrado un camino diferente al nuestro, uno de servicio, de generosidad, de amor, perdón y misericordia. Jesús transitó ese camino; y nos enseñó que era mejor amar a nuestros enemigos, no buscar nuestros propios intereses sino los del prójimo, bendecir a los que nos maldicen, hacer el bien a los que te aborrecen, a poner la otra mejilla, y vencer el mal con el bien. Por eso dió su vida para el beneficio de los demás, y para regalarnos vida eterna.
El Señor con sus enseñanzas desea implantar una nueva manera de pensar y de vivir. Por eso nos pide que las practiquemos a diario, porque ellas van definiendo nuestro comportamiento. Por eso la Biblia dice que “Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.”
Queremos recibir amor, ser prosperados, convertirnos en un profesional, estar sanos, casarnos, tener una familia y disfrutar de muchas cosas maravillosa en la vida, y eso esta muy bien; tan sólo no nos olvidemos de sembrar, de amar, de ser generosos, de servir, y de cultivar una relación íntima con nuestro creador. Vivir una vida que gira sólo alrededor nuestro, nos limita a relacionarnos de una manera afable con nuestros semejantes y con Dios, y produce un autismo tanto emocional como espiritual.
Dios nos anima a unirnos, a ayudarnos, a hacer el bien, sin pensar en nuestros propios beneficios, en armonía con su voluntad. En nuestra cultura, rendirse y someterse no es una opción, pero Jesús nos dice que, si queremos “ganar”, primero debemos perder, para así poder gozar de una vida abundante y de un futuro maravilloso. “No hagan nada por egoísmo o vanidad; más bien, con humildad consideren a los demás como superiores a ustedes mismos.” (Filipenses 2:3).
