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La causa de la captura del estado: El Estado

Evolución

Recientemente se ha puesto en boga referirse al concepto de “Captura del Estado” como explicación que aglutina todos los males que aquejan a la sociedad latinoamericana, también bajo la idea que la corrupción es el denominador común que desnaturaliza el recto comportamiento del Estado y por ende causa del subdesarrollo que padecemos. En realidad, la corrupción es más bien un síntoma del verdadero problema de fondo, al cual quiero referirme brevemente y desde una óptica mejor focalizada.

En el campo de la ciencia económica, el fenómeno de la captura de múltiples agencias regulatorias estatales fue descrito y respaldado con amplia evidencia empírica por el economista George J. Stigler, premio Nobel de economía en 1982. En resumen, Stigler evidenció el proceso mediante el cual muchas industrias logran influir en las regulaciones o normativas que les afectan, principalmente limitando las posibilidades de sus competidores para, valga la redundancia, competir en sus mercados; o logrando que las funciones regulatorias y de supervisión que ejercen dichas entidades burocráticas se hagan más bien en beneficio de las industrias reguladas, en detrimento de los intereses de los consumidores, a quienes, en teoría, dichas agencias están diseñadas para proteger. Ello en buena medida se debe a la enorme influencia política y fácil acceso a la cúpula política y burocrática que tienen dichas industrias, en comparación a la imposibilidad que tienen los consumidores indefensos de siquiera acercarse a los políticos y burócratas ya que únicamente cuentan con un voto que, individualmente considerado, es insignificante. Mientras, la forma más efectiva de adquirir influencia es comprándola mediante contribuciones a las campañas de los políticos.

El resultado es una simbiosis entre políticos, burócratas  e industrias y grupos de presión mediante la cual los últimos patrocinan las aspiraciones de los primeros, a cambio de que ellos legislen y regulen de manera que puedan obtener rentas económicas. Y quiero referirme brevemente a este concepto, que, como he dicho en múltiples ocasiones, es causa importante de la pobreza de las naciones. La forma más sencilla de entenderlo es diferenciando entre renta y utilidad. Utilidad es una ganancia lícita que proviene de la creación de valor. Una empresa transforma recursos de manera que ofrece un producto que tiene valor para los consumidores, y la diferencia entre el costo de producir el producto y el precio pagado por el consumidor que es reflejo de lo que para él vale, es la utilidad de la empresa. La creación de valor es sinónimo de creación de riqueza. A diferencia, una renta es solo una transferencia de recursos derivado de una actividad que no genera valor. Permítame un ejemplo sencillo para ilustrar la idea. Imagine un producto importado cuyo valor es Q100. Luego impóngale un arancel del 10%, el nuevo precio es de Q110. El productor nacional sería un tonto si sigue vendiendo el mismo producto a Q100, seguramente lo venderá a Q109 y aún así será más atractivo que el importado, obteniendo una ganancia adicional artificial de Q9. Eso es precisamente una renta económica. En ese ejemplo, un ingreso creado por una disposición gubernamental que obliga a los consumidores a pagar Q10 adicionales por un producto importado, o a pagar Q9 adicionales por el producto nacional. Comprenderá cómo cada renta artificial que paga la población solo la empobrece.

La “Captura del Estado” se produce realmente en el contexto de industrias y grupos de presión que buscan obtener rentas del estado mediante los favores, privilegios, regulaciones o interferencias a la competencia que sólo se pueden conceder empleando el poder público. La corrupción no es más que la degeneración de la búsqueda de rentas cuando el pago del precio para obtener la renta, o capturar al estado, se hace de forma ilegal. En los países latinoamericanos, donde hay infinitas posibilidades de que el Estado pueda conceder privilegios (rentas) a diestra y siniestra, la ambición desenfrenada y la falta de institucionalidad han conducido a empresarios rentistas y políticos a aprender que el camino más fácil – y el dinero más fácil – se obtiene mediante arreglos corruptos e ilegales, sobornos, sobrevaloraciones, financiamiento ilícito, etc. etc. etc. a costillas de la población.

Todo muy obvio, dirá el amable lector. Lo inexplicable, realmente, es que la mayoría de la gente no cae en cuenta que la principal, y realmente única, causa de la “Captura del Estado” es El Estado mismo. Se tiene que ser muy ingenuo, por no usar un término ofensivo, para pensar que se le deben conferir al “Estado” – que no es otra cosa que políticos corruptos – una multiplicidad de funciones y que solo es de esperar que lleguen angelitos incorruptibles a administrarlo eficientemente. Como igual de bruto se tiene que ser para pensar que pagando las campañas con fondos públicos se acabará con la compra bajo la mesa de voluntades. La única forma de acabar con la captura del estado, y por ende, la corrupción, es eliminando el principal incentivo que existe, que es la facilidad de los políticos de repartir privilegios y reduciendo al Estado a sus funciones básicas. En la medida que ello no se comprenda, seguiremos con el eterno problema.

TEXTO PARA COLUMNISTA

Alejandro Baldizón

Abogado y Notario, catedrático universitario y analista en las áreas de economía, política y derecho.