Columnas

¿Esperanza o deseo?

Catarsis

Se aproximan las elecciones y no sabemos con certeza quienes estarán en la papeleta para las Elecciones Generales, las cortes lo deberán decidir en los próximos días. Algunos consideran esta una decisión injusta y que deben ser las urnas quienes decidan. Pero las leyes del país existen y están para cumplirse, estas leyes nos gusten o no, serán las que depurarán la lista de candidatos que optarán a los cargos de elección popular.

Hablemos entonces de nuestra actitud, porque somos los votantes quienes debemos decidir quién dirigirá el destino de nuestro país por los próximos cuatro años. Es común escuchar a las personas decir que esperan que suceda algo, en este caso particular estamos esperando que el próximo presidente de la república sea un ungido y con los atributos de MacGyver. Evidentemente y luego de ver la lista de candidatos debe quedarnos claro que no será ni lo uno ni lo otro. Será un ciudadano común y corriente que esperamos, sea la persona correcta. Bastiat decía que solemos atribuirles a las gobernantes cualidades casi divinas y no nos damos cuenta de que son personas al igual que nosotros, con las mismas cualidades, virtudes y defectos de cualquier ser humano. El llegar al poder no los convierte en seres especiales, siguen siendo humanos. Pero bueno, ya me puse a divagar, retomemos el tema. La palabra esperanza  que tanto utilizamos proviene del verbo esperar, por lo tanto, si seguimos esperanzados de que el próximo presidente de la república hará algo, vamos a seguir esperando y nada va a suceder.

En vista de lo anterior, ¿será mejor que deseemos que el próximo presidente de la república sea alguien que hará algo por nuestro país? ¿Se preguntarán entonces cuál es la diferencia entre esperanza y deseo? Les incluyo las definiciones de la Real Academia Española.

Esperanza:

Der. de esperar.

1. f. Estado de ánimo que surge cuando se presenta como alcanzable lo que se desea.

2. f. Mat. Valor medio de una variable aleatoria o de una distribución de probabilidad.

3. f. Rel. En el cristianismo, virtud teologal por la que se espera que Dios otorgue los bienes que ha prometido.

Hasta aquí todo bien, el problema es que es un derivado de esperar y creo que todos tenemos claro lo que significa esperar. Y el problema principal radica en la virtud teológica que se le atribuye y lo considero correcto teológicamente hablando porque es un dogma de fe, pero para efectos prácticos no nos podemos sentar a esperar que un milagro ocurra, debemos tomar una acción y ahí es en dónde entra en juego la palabra deseo.

Deseo:

Del lat. desidium.

1. m. Movimiento afectivo hacia algo que se apetece.

2. m. Acción y efecto de desear.

Aquí ya vamos mejorando, al menos deseo implica una acción, un movimiento. Muchos hemos deseado cosas y con nuestro trabajo y esfuerzo lo obtuvimos. Deseo no tiene cualidades teológicas, sino prácticas, por lo tanto, no esperamos que milagrosamente se de un cambio si no hacemos nada para lograrlo. Aún así no hay que perder de vista que deriva del latín desidium y este significa en el Latín Clásico,ociosidad y pereza. Que enredo, ¿verdad?

Bueno, llegamos entonces a la encrucijada, ¿esperanza o deseo?Si bien considero que es mejor desear que esperar, quizás sea mejor querer que en Guatemala se de un cambio. Y esto es porque la palabra querer, entre sus múltiples acepciones significa: tener la voluntad o determinación de ejecutar algo, resolver, determinar, pretender intentar o procurar. Todas ellas palabras activas que no dejan al tiempo que las cosas cambien.

Seamos conscientes de que para que las cosas mejoren se necesita tiempo, trabajo, esfuerzo y de que todos nos convirtamos en agentes de cambio. Y para lograrlo, ya dejemos de esperar al ungido y preguntémosles a los candidatos, ¿cómo? harán las cosas que están prometiendo. También debemos exigir que nos digan quienes conformarán sus gabinetes de gobierno, esto odian decirlo los candidatos porque con tal de obtener favores ya les han ofrecido el mismo cargo a tres personas distintas, pero es nuestra obligación exigir esos nombres y tenemos derecho a saberlo antes de ir a las urnas. Más que nunca debemos razonar el voto y exigirle a los candidatos que nos den soluciones a los problemas que acosan al país y no pensamientos inspirados en deseo.

TEXTO PARA COLUMNISTA


Carmina Valdizán

Abogada y analista guatemalteca, presentadora de televisión y escritora.

Avatar de Carmina Valdizán