Columnas

Elecciones y… Temas irrenunciables

Descubrir Las Raíces

Escribo esto ya acercándose las elecciones y me centro en un par de ideas que considero útiles, gane quien gane. Lo importante es ir votar, hoy más que nunca, tenemos que participar con responsabilidad y sabiendo bien a quienes elegimos.

Señala un antiguo dicho: Nunca se miente tanto como antes de las elecciones, durante la guerra  y después de una cacería. Se conoce qué pretenden los candidatos, pero hay que valorarlos según cubran lo básico del bien común. El problema es que puedan y… sean sinceros: eso valoraremos con las elecciones…

Particularmente hay que ver que piensan –entre muchos otros por supuesto-sobre los grandes temas que definen la sociedad, que inciden dramáticamente en el progreso o el ocaso de las sociedades. Son los temas que definen a un candidato o lo descalifican, sólo con que sepan detectarlos o no… y hablen claro sobre ellos.

Por ello es muy oportuno saber qué piensan  los candidatos a la presidencia acerca de temas como aborto, homosexualismo, planificación familiar,  género, entre otros. Es algo sobre lo que  los políticos en campaña deben definirse, pues  son temas básicos. Porque interesan –deben interesar- a todos y así sean ciudadanos cada vez más participativos y responsables.

No se trata de interferencia de “la moral” en la política sino de aclarar temas para que las personas actúen libremente y con responsabilidad, según las auténticas exigencias de la justicia social.

Se señalan aquí unos puntos que son de actualidad en estos momentos de elecciones, que se centran en la protección y la promoción de la dignidad de la persona. Principios a los que no se pueden renunciar en la actuación pública, porque son aquellos sobre los que debe basarse una sociedad correcta. De alguna manera son universales, que puede acogerlos cualquier persona noblemente preocupada por el bien social. Se señalan algunos  aquí, con la brevedad que permite este espacio.

1. El respeto a la persona, desde la concepción, y hasta su muerte natural. Peor que la violencia de la guerra o del terrorismo, es el aborto o la eutanasia. Nadie creerá en  los derechos humanos, si no se respeta la vida de los más débiles, de los ancianos y de los no nacidos. Si se cede algo en el derecho a la vida, es imposible tomarse en serio cualquier otro derecho humano.

2. La familia: uno con una, para siempre, abiertos a la vida. Esto es la base de cualquier orden social. Si se destruye, se destruye la sociedad. Si se la debilita –con leyes divorcistas, o una mala distribución de los impuestos, o sólo no protegerla- la sociedad se debilita, porque las personas sufren, son infelices.

3. El respeto del derecho, que incluye como algo vital a la sociedad, el derecho de los padres a la educación de los hijos.

Debe saberse qué piensan los candidatos sobre estos temas; la política debe moverse en una dimensión de objetividad de valores.

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