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Carta a Thelma Aldana

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Señora Thelma Aldana, ex-Jefe del Ministerio Público y ex-Fiscal General de la República: podría haber un “pacto de corruptos” que se opone a su candidatura presidencial, y un “pacto de incorruptos” que promueve esa candidatura. Podría ser usted el mejor candidato presidencial en el actual proceso electoral. Podría usted tener una extraordinaria pureza moral y un sublime sentido de la justicia, el derecho y la ley. Podría ser usted la persona más inocente que haya en nuestro país. Podría ser declarada jurídicamente santa por su sacrificada dedicación a la acción penal pública. Podría ser usted, si finalmente fuera candidata presidencial  y triunfara, el mejor Presidente de la República que haya tenido Guatemala. Podría ser así.

Empero, no aquello que podría ser o no ser, ni aun aquello que puede ser o no ser, ni aquello que yo puedo querer o no querer, y creer o no creer, sino aquello que realmente es, es que el Ministerio Público la acusa de delinquir por haber cometido los delitos de peculado, falsedad ideológica y casos especiales de defraudación tributaria.

Aquello que realmente es, es que un tribunal de justicia ha ordenado capturarla y someterla a proceso penal.

Aquello que realmente es, es que la Policía Nacional tiene la orden de captura y tiene que cumplirla.

Aquello que realmente es, es que usted no tiene una válida “Constancia Transitoria de Inexistencia de Reclamación de Cargos”, emitida por la Contraloría General de Cuentas.

Aquello que realmente es, es que, por no tener tal constancia válida, el Tribunal Supremo Electoral resolvió no inscribir su candidatura presidencial; e inscribirla depende del veredicto de la Corte Suprema de Justicia y,  finalmente, de la Corte de Constitucionalidad.

Aquello que realmente es, es que  usted no tiene derecho de antejuicio, y puede ser capturada y sometida a proceso judicial penal.

Aquello que realmente es, es que usted hasta sugirió abolir el derecho de antejuicio, para eliminar un obstáculo a la investigación criminal; pero ahora exige tener ese derecho.

Aquello que realmente es, es que usted se ha refugiado en El Salvador para eludir la captura y evitar someterse a proceso judicial penal.

Aquello que realmente es, es que usted exigió cumplir la ley, y ahora elude ese cumplimiento.

Aquello que realmente es, es que usted ha sufrido una transformación: la investigadora criminal ha sido sujeto de investigación criminal; la acusadora penal ha sido sujeto de acusación penal; la opositora al derecho de antejuicio reclama tener derecho de antejuicio; la que exigía cumplir la ley, incumple la ley; la que atentó contra el principio de presunción de inocencia reclama tal presunción.

Aquello que realmente es, es que usted no ha refutado la acusación de la cual es sujeto, sino que elusivamente ha optado por atacar, y tediosamente atacar, a quienes denuncian los presuntos delitos que usted cometió.

Aquello que realmente es, es que usted, la pretendida heroína de la justicia, el derecho y la legalidad, es ahora una fugitiva de la justicia, el derecho y la legalidad. Ha pasado de una aparente gloria jurídica  a una patente miseria moral; o ha pasado de un temible poder persecutorio y acusatorio, a una  humillante calidad de prófugo.

No tengo autoridad para condenarla; ni tengo permiso para absolverla. Y deseo, no precisamente que sea condenada o que sea absuelta, sino que atinados jueces coloquen en su frente una radiante corona de justo  veredicto; corona  que usted pueda exhibir, con resignación, tras las rejas de una prisión, por haber sido declarada culpable; o con orgullo, fuera de ellas, por haber sido declarada inocente.

Post scriptum. Vuelva a Guatemala; y que su arrogancia en   perseguir el delito sea compensada con su humildad de someterse al juicio y al veredicto de los jueces. Imite a Otto Pérez Molina y a Roxana Baldetti.

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