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La fugitiva

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Señora Thelma Aldana: usted no puede negar que es fugitiva

Señora Thelma Aldana, ex-Jefe del Ministerio Público y ex-Fiscal General de la República: aunque decenas, centenas o millares de funcionarios públicos corruptos, o de adversarios políticos, o de narcotraficantes, intenten asesinarla, usted es una fugitiva de la ley de Guatemala, acusada de cometer los delitos de peculado, falsedad ideológica y casos especiales de defraudación tributaria. Y usted no puede negar que es una fugitiva.

Aunque la Corte Interamericana de Derechos Humanos haya ordenado al Gobierno de Guatemala que proteja su vida, y para protegerla asigne toda la fuerza policial y militar del Estado, usted es una fugitiva de la ley. Semejante orden de esa corte no la despoja de la calidad legal de ser fugitiva. Y usted no puede negar que lo es.

Aunque usted haya sido una extraordinaria heroína de la acción penal pública, y haya procurado, con descomunal esfuerzo, el cumplimiento de la ley, y haya suscitado, en la criminalidad, el más grande terror en la historia de nuestra patria, y su sacrosanto nombre haya provocado espanto y temblor en los más peligrosos delincuentes, usted es una fugitiva de la ley. Ese heroísmo, ese terror, ese espanto y ese temblor, no la despojan de la calidad legal de ser fugitiva. Y usted no puede negar que lo es.

Aunque usted pudiera ser un candidato presidencial que triunfaría con 99% de los votos, y volviera despreciable una segunda elección, y sus contendientes, humillados y lacrimosos, se disputaran hincarse ante usted, y besar su mano, y convinieran en transportarla en un anda, usted tiene la calidad legal de ser fugitiva. Y usted no puede negar que lo es.

Aunque usted permanezca en otro país porque en su propio país puede ser asesinada, y si retornara, el Estado de Guatemala garantizara, con sorpresiva plenitud, su valiosísima vida, usted tiene la calidad legal de ser fugitiva. Y usted no puede negar que lo es.

Aunque la Corte de Constitucionalidad ordene al Tribunal Supremo Electoral que inscriba su candidatura presidencial, y usted, entonces, emprendiera una fabulosa campaña electoral, y las calles de los pueblos que visitara estuvieran cubiertas de flores, y los ciudadanos se regocijaran hasta la demencia, usted tiene la calidad legal de ser fugitiva. Y usted no puede negar que lo es.

Aunque la orden captura de la cual usted es objeto haya sido obra de un pacto, o una hermandad, o una federación, o una liga, o una cofradía de corruptos, y todos los jueces o todos los magistrados fueran eficaces servidores de ese pacto, esa hermandad, esa federación, esa liga o esa cofradía, usted tiene la calidad legal de ser fugitiva. Y usted no puede negar que lo es.

Aunque realmente la Drug Enforcement Administration le haya advertido que había una conspiración para asesinarla (pero sabemos que nunca hubo tal advertencia), y aunque realmente hubiera una conspiración para asesinarla en prisión, y aunque, por ello, realmente tuviera un motivo para permanecer en otro país, usted tiene la calidad legal de ser fugitiva. Y usted no puede negar que lo es.

Señora Thelma Aldana, ex-Jefe del Ministerio Público y ex-Fiscal General de la República: no porque funcionarios públicos corruptos, o adversarios políticos, o narcotraficantes, intentan asesinarla, usted no es fugitiva.

No porque la Corte Interamericana de Derechos Humanos haya ordenado proteger su vida, usted no es fugitiva.

No porque usted haya sido una heroína de la acción penal pública, usted no es fugitiva.

No porque la Corte de Constitucionalidad pueda ordenar la inscripción de su candidatura presidencial, usted no es fugitiva.

No porque la orden de capturarla y someterla a procedimiento penal sea obra de un pacto, o una hermandad, o una federación, o una liga, o una cofradía de corruptos, usted no es fugitiva.

No porque usted permanezca en otro país para evitar ser asesinada en su propio país, usted no es fugitiva.

Post scriptum. Usted es fugitiva de la ley. Es un hecho. No es una interpretación. Usted debe comparecer ante un juez; y su preocupación tendría que ser proteger su vida, pero nunca eludir la ley. ¿O cualquier ciudadano acusado de delinquir debe eludir la ley, so pretexto de que puede ser asesinado, y los jueces deben declarar válido ese pretexto?

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