FAMILIA Y TRABAJO: PROTEGERLOS

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La pregunta primera es ¿protegerlos a los dos? Y la respuesta debe ser que sí; y no sólo por la familia, base de la sociedad  sino por la eficacia del mismo trabajo.Es interesante recordar aquí que el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas aprobó hace pocos años Resolución de Protección de la Familia: “Reconocemos a la familia como el núcleo natural y fundamental de la sociedad, y tiene derecho a la protección por parte de la sociedad y el Estado (…). La familia tiene la responsabilidad primaria de nutrir y proteger a los niños (…) para el desarrollo completo y armonioso de su personalidad, deben crecer en un ambiente familiar y en una atmósfera de felicidad, amor y entendimiento”.

Por ello hay que cuidar que el trabajo no destruya la familia, teniendo en cuenta también que el trabajo dignifica al ser humano y es el medio para proveerle el bienestar material a la familia. Pero no siempre resulta fácil para el hombre y la mujer lograr este equilibrio trabajo-familia, teniendo en cuenta las exigencias del mundo empresarial. Estamos planteando ideas-base; cada caso debe resolverse en base a ellas.

Y también recordarse que la familia se basa en el matrimonio: uno con una, para siempre y abiertos a la vida. Es una verdad de siempre.  

Este reconocimiento de la naturaleza de la familia, por parte en una magistratura como las Naciones Unidas, como se señalaba al principio, es una buena oportunidad para seguir impulsando la familia como el camino para el futuro de la humanidad. Y surge espontáneo el deseo de lograr –para el bien del país- que sea incluido en el plan de desarrollo social de nuestro próximo gobernante.

No nos puede pasar lo que señalaban en un Congreso sobre “Matrimonio y familia” que “la reconstrucción de la visión correcta del matrimonio en la cultura de Occidente será un proceso largo y difícil”. Aparte de su posible negatividad, sin duda nos lanza una llamada de alerta.Las investigaciones confirman la importancia de la familia. Sigue siendo interesante al respecto lo que mostraba un artículo de Los Angeles Times: mantenía que las relaciones matrimoniales inestables son más perjudiciales para los niños que la pobreza; y mostraba que los hijos de madres solteras o con uniones sin matrimonio solían tener más problemas de comportamiento que aquellos con padre y madre casados; y que estos problemas empeoraban con cada ruptura y nueva relación.Precisamente nos interesa mucho esta cuestión en el contexto actual, pues el verdadero reto de los gobiernos debe ser identificar las políticas más eficientes para ayudar a las familias. Según un estudio ya clásico  Doing Better for Families, una buena política familiar ayuda a conciliar las responsabilidades laborales y familiares, permitiéndoles tener los hijos que desean, facilitar una mayor flexibilidad laboral a la mujer y lograr un mayor equilibrio entre mujeres y hombres en la implicación en el hogar. Según este informe, facilitar la conciliación entre familia y trabajo tiene muchas ventajas, también para las empresas: permite una mayor motivación de los empleados, reduce la rotación y el absentismo laboral, atrae más a futuros empleados, reduce el estrés laboral, aumentando la satisfacción y productividad de los trabajadores.Sería bueno conocer qué piensa sobre este tema nuestro futuro presidente: la familia no puede ser una realidad marginal para la política; para la supervivencia de la democracia es vital proteger a la familia de siempre.

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